No sé a ustedes, chicas, pero a mí me da mucha vergüenza nuestra clase política. Mucha.
¡Chocolate por la noticia, Norita! ¿Cuál es la novedad?
Si empiezan el año así, a puteada limpia, a medida que nos acerquemos a octubre, vamos a tener lucha en el barro más que debates.
¿Por quién lo decís?
Por Lilita, la tirabombas. Lo trató de “imbécil” al Ministro de Justicia.
Sí, pero aclaró el significado etimológico de la palabra. Dijo que según la Real Academia, “imbécil” quiere decir “falto de inteligencia”.
Sí, claro. Eso es como cuando mandás a alguien “al carajo”, y después te justificás diciendo que en realidad te referías a lo alto del mástil de un barco. No me jodas.
No es el primer “round” entre esos dos. Lilita lo tiene entre ceja y ceja a Garavano desde siempre. Ya le había pedido el juicio político. Es coherente en sus odios la blonda.
¡Y Lavagna! Dice que Mauri no se puede permitir lloriquear como lo hace. Fuerte, ¿no?
En este íspa, nadie resiste un archivo. Todos estos tipos se abusan de nuestra mala memoria. Vienen de segunda y tercera vuelta. Y les seguimos dando chances.
¡Si hasta Duhalde está dando cátedra! Es el regreso de los Muertos Vivos.
Otro “round” fue el protagonizado por Sol Pérez y Peluquín MIlei. ¿Lo vieron?
Ese tipo es impresentable. Un misógino irredento. Grosero al mango. No por nada se junta con Yellow Submarine. Cortados con la misma tijera.
¿Será posible que no haya una camada de gente joven, honesta, capacitada, sensata, con vocación de servicio y ganas de sacarnos del pantano?
Es que pareciera que el pantano de la política te ensucia y te chupa. Como dice la Reina Madre: “Cuando uno entra en política, echa su honra a los perros”.
Con ese criterio, propiciás la anarquía, Susy. Alguien lo tiene que hacer.
Tenés razón, pero a esta altura del campeonato, confieso que tengo una letal crisis de fe. No creo en la Iglesia, no creo en el Papa, no creo en los jueces, no creo en los políticos, no creo en el oficialismo, no creo en la oposición, no creo en nuestros seudo representantes, no creo en los sindicalistas ni en los medios de comunicación.
Seré curiosa. Y en vos ¿creés?
¡No! Mucho menos.
En algo hay que creer, nena. No sé, el Gauchito Gil, la Difunta Correa, la Pacha Mama.
Peor que vos está la viuda de Disi, que creía en su marido y ahora dice que Iliana Calabró era amante del cómico. Un escandalete de aquellos.
¿No será una Calabroma?
¡No! Dice que el propio Disi se lo confesó. Y ahora lo confirman sus hijos.
¡Qué costumbre ésta de desenterrar a los muertos, che! ¿Con qué necesidad?
El Rossi dientes de conejo se sentirá menos culpable ahora. Cuernos mutuos.
La que está cada día más infumable es Yanina. No entiendo por qué tiene tanta banca. Es más mala que una yarará, con perdón de las yararás. Destila veneno por todos sus orificios. Ahora se la agarró con Jimena Barón.
No es por defenderla a Latorre, lejos de mí, pero lo que ventiló Jimena con respecto al padre de su hijo, diciendo que no tenía idea de su profesión ni paradero, tampoco fue muy feliz que digamos, ¿no? Un poquito de discreción de vez en cuando, chicas. Please.
Es que los trapitos sucios ahora se ventilan en las redes, ya no se lavan más en casa.
Y si alguien te deja de seguir o te bloquea, es peor que el destierro, ¿vieron? Caput.
Perdón que cambie de tema, chicas, pero ¿se dan cuenta que ya estamos en otoño? Este verano ¿no se les pasó como un gas?
Ni me hables del gas. No sé cómo lo vamos a pagar este invierno. Voy a reflotar el viejo y glorioso gamulán y lo usaré de piyama. ¡Mozo! ¡Agua con gas para todas! ¡Chin, chin!