por Irene Bianchi
- ¡Ay, chicas! ¿No saben lo que me pasó! ¡Estoy viva de casualidad!
- Lo de viva corre por tu cuenta, Iris.
- No me distraigas, que pierdo el hilo. El miércoles estaba dando mi caminata matinal por la 53, cuando de pronto siento algo que me roza el jogging y se estampa contra la vereda, al ladito de mi zapatilla.
- Ya sé: te bendijo una paloma. Trae suerte.
- ¡Qué paloma ni ocho cuartos, Ercilia! Miro y ¿qué veo? ¡La cabeza de una estatua hecha trizas! Casi me da un patatús. ¿Será una señal?
- Seguro. Si era de la Legislatura, más clarito, echále agua.
- Habrá que salir a caminar con casco, chicas. Entre los balcones viejos que se derrumban, y las estatuas vetustas que se auto-decapitan, los peatones corremos serios riesgos.
- Qué cosa, ¿no? Despunta la primavera, y de repente nos acordamos que tenemos un cuerpo inmostrable. Entonces, ¿qué hacemos?: sobredosis de gimnasio, dietas, pilates, bici fija, caminatas, como si en un par de meses pudiéramos ponernos en forma. Esfuerzo digno de mejor causa.
- Con el agravante que se te cae uno de esos masacotes de argamasa y hierro en la cabeza, y no llegas ni a calzarte la dos piezas.
- Es el destino. Nadie se muere en la víspera, como decía el filósofo riojano. Se ve que no era tu hora, Iris.
- Disculpen que cambie de tema, pero ¿alguien me puede explicar qué es Falete?
- Quién es, querrás decir. Un cantaor de flamenco, Amanda.
- No, lo que pregunto es si es mina o tipo.
- El se define como “anfibio”. Ni una cosa ni la otra. O las dos.
- Me saca la cabeza. No creo en la bisexualidad.
- No seas tan estructurada, amiga. La ambigüedad está de moda. En la política, en el sexo, en todo.
- Es cierto. Se acabaron lo machos clásicos. Ahora hay metrosexuales, como David Beckham; tecnosexuales, a lo Bill Gates; retrosexuales, como Javier Bardem; übersexuales, como George Clooney, y una nueva categoría, los “machos Alfa”. Estos son unos casanovas, con un harem a su disposición.
- Yo con un “macho zeta” me conformo.
- Eso es casi tan complicado como elegir un yogurt o una toallita femenina. Antes había un par de marcas y todo era más fácil.
- Y cuando salías a bailar, la típica pregunta era: “¿Estudiás o trabajás?”. Ahora habría que ampliar el cuestionario para no clavarse.
- O para clavarse. Vélo con tu analista.
- Perdón, pero últimamente los políticos y los futbolistas eligen exabruptos relacionados con las partes pudendas. Es contagioso.
- Hablando de contagio, ¿ya descacharraron? Miren que se viene el dengue.
- Odio la palabra “descacharrar”. Suena groncha, mersa, grasa.
- ¿Y qué proponés? ¿Desreceptaculizar?
- No, eso también suena a parte pudenda.
- Y bueno, si no nos mató la gripe, nos matará el mosquito.
- Prefiero un estatuazo en el marote. Más rápido y efectivo.
- Nosotras ya estamos amortizadas. Irrompibles e inoxidables. ¡Chin, chin!