por Irene Bianchi
“Hasta el final de los tiempos. Climax.”, creación colectiva de la “Cía. Sapucay Teatro”. Elenco: Valquiria Kumar, Martín Ignacio Florencio y Ramón Coites. Diseño espacial, iluminación y vestuario: Margarita Dillon. Operación técnica: Jorge Primitivo García y Elías Pedernera. Sonido, iluminación, dramaturgia y dirección: Jazmín García Sathicq. Espacio 44, Avda.44 entre 4 y 5. Domingos 21 hs.
Esta nueva pieza de Jazmín García Sathicq habla de una Pacha Mama que se rebela ante tanto maltrato y abuso. Una tierra que protesta: terremotos, tsunamis, huracanes, sequías; un planeta que pasa factura, harto de estar harto de una humanidad que lo saquea y degrada, sin prisa y sin pausa. No va más, parece decir el planeta. Hasta aquí llegamos. Poco importa cuán sofisticada sea nuestra tecnología si, paralelamente a nuestra “evolución” científica, arrasamos con selvas, contaminamos el aire y el agua, exterminamos especies animales y vegetales, sin el menor pudor, sin compasión por el medio ambiente, por nosotros mismos.
Una novia abandonada (Valquiria Kumar), un canoero (Ramón Coites) y un hombre-pájaro (Martín Ignacio Florencio), deambulan en un paisaje desolado, náufragos, extraviados, huérfanos. Han perdido el rumbo, sus posesiones, sus recuerdos, su familia, su entorno, su historia. El mundo “civilizado” parece haber sido destruido. No queda vestigio alguno de la raza humana. Salvo estas tres criaturas que buscan y se buscan, sedientas, hambrientas, desesperadas, llenas de miedos y de preguntas, como si estuvieran atravesando una pesadilla, de ésas en las que uno corre en el lugar, sin avanzar, sin despertar.
Se necesitan, pero se temen. Hay desconfianza de hacer contacto con el otro, pero –al mismo tiempo- no queda opción. Solos, separados, no podrán sobrevivir. Y ese pájaro de mal agüero, ese ave rapaz, ese buitre que los sobrevuela, ansioso por devorarlos, es también un guía que los conducirá por junglas, desiertos de arena, de hielo y de cemento, arenas movedizas y pantanos, hasta tierra firme. El final de los tiempos puede ser un nuevo comienzo; el morir, un renacer; un barajar y dar de nuevo; una nueva (¿y última?) oportunidad.
El impacto más atractivo de esta propuesta de García Sathicq es el visual y el sonoro. El lenguaje de los cuerpos de los tres actores, resulta mucho más contundente que las palabras, las cuales a veces suenan demasiado altisonantes, demasiado pretenciosas. La lograda ambientación escenográfica, junto con la sugestiva banda sonora, conforman el marco perfecto para que estos tres personajes desarrollen una suerte de coreografía existencial, que hasta podría prescindir de lo verbal, por su elocuencia y claridad al trasmitir el mensaje.
“Hasta el final de los tiempos”: interesante reflexión y provocativo llamado de atención sobre la conducta destructiva y auto-destructiva del ser humano.