por Irene Bianchi
“¿Y dónde está papá?”, de Ray Cooney. Elenco: Rodolfo Ranni, Alberto Martín, Cecilia Milone, Roly Serrano, Mario Alarcón, Mabel Landó, Santiago Ríos, Guillermo Marcos, Betty Villar, Graciela Tenembaum, Juan Guilera. Diseño de escenografía: Daniel Feijóo. Diseño de vestuario: Javier Peloni. Diseño de luces y dirección técnica: Daniel Mautone. Dirección general: Carlos Olivieri. Producción ejecutiva: Giuliano Bacchi. Producción general: Diwan- Bacchi Producciones S.R.L. Teatro Broadway I, Corrientes 1155. C.A.B.A.
El Dr. Alarcón (Ranni) está muy concentrado, releyendo una disertación que deberá pronunciar en breve, a modo de apertura del Congreso Anual de Neurología, presionado por su irascible y prepotente jefe, Patricio Menéndez Hart (Guillermo Marcos). Entretanto, sus compañeros de servicio preparan despreocupadamente un sketch de Navidad, que ofrecerán a sus pacientes.
Todo transcurre normalmente hasta que irrumpe en escena Diana Molina (Milone), ex enfermera de ese hospital, y ex amante de Alarcón, 19 años atrás. No se trata de una mera visita de cortesía. La dama, presionada por las circunstancias, llega para comunicarle a su ex, que tiene un hijo (Juan Guilera), fruto de esa relación, joven que ahora insiste en conocer a su verdadero padre.
Alarcón no cabe en su asombro ante semejante revelación. Si la noticia se filtrara, todo correría peligro: su tambaleante puesto en el hospital, y la relación estable y armoniosa con su bella esposa (Betty Villar).
El secreto debe permanecer bien guardado. Para ello, Alarcón contará con la complicidad de su fiel amigo y colega, el Dr. Peralta (Martín), quien se convertirá en un aliado incondicional, brindando su ayuda hasta límites insospechados.
Tal la línea argumental de este divertido vodevil, fruto de la pluma de un verdadero maestro del género, Ray Cooney. La característica de este tipo de comedias es la acumulación de mentiras, hasta llegar al paroxismo de la simulación. El personaje de Ranni urde una trama dislocada, cambiando roles, nombres e identidades a una velocidad pasmosa, enredándose en un berenjenal del que cuesta salir indemne.
Se suman otros personajes, algunas oficiando de víctimas, otros colaborando, que completan este “teatro dentro del teatro”: la Jefa de Enfermeras (Tenembaum), un paciente entrometido (Alarcón), un médico que parece haber errado la vocación (Santiago Ríos), un policía con alma de sabueso (Serrano), y la madre del Dr. Peralta (Mabel Landó), con su pan dulce casero.
Carlos Olivieri –avezado director- le imprime a la comedia el ritmo vertiginoso que el texto exige, y obtiene lo mejor de un elenco sin fisuras. Su puesta es ágil y dinámica. Ranni y Martín se sacan chispas en escena: hay un juego de miradas, de sonrisas y silencios cómplices, una conexión, que los convierte en una dupla sumamente efectiva y rendidora. Ambos hacen gala de sutiles transiciones, que arrancan carcajadas. Cecilia Milone compone un personaje creíble, con una rica gestualidad y una espléndida figura.
Hay otras actuaciones que confirman el dicho de que no hay trabajos chicos cuando están bien hechos. Mario Alarcón esta desopilante en su viejito más pícaro que senil. Roly Serrano le saca el jugo a su oficial inquisidor. Santiago Ríos despliega toda su gracia e histrionismo. Graciela Tenembaum es más que efectiva en su rol rígido y severo en un comienzo, y más que relajado y “decontracté” con el devenir de los acontecimientos. Muy reconfortante la fresca participación de Mabel Landó. Correctos Betty Villar, Guillermo Marcos y Juan Guilera.
La producción Diwan-Bacchi no escatimó en gastos. Excelente la escenografía de Feijóo, como así también el vestuario de Peloni y las luces de Mautone. Todo luce en esta simpática sala del Broadway, en la que se ve bien de todos lados.
“¿Y dónde está papá?”: diversión garantizada.