Chicas, ¿vieron que nació la beba número siete mil millones?
Sí, pobrecita. ¿Por qué le pusieron nombre de margarina? Dánica Camacho.
Disculpen mi ignorancia, pero no entiendo cómo saben que esa nena es el habitante 7 mil millones del planeta. ¿Cómo sacan esa cuenta? Si en el mismo momento que lo dicen, están muriendo y naciendo otros. ¿No será un bolazo?
Yo me pregunto qué número seré. Así le juego a la quiniela.
Y, vos, Tita, calculá que debés estar entre los primeros cien o doscientos.
¡Que graciosa! Mirá quién habla. A vos te toca un número romano, entonces.
Y a mí, uno negativo, calculo.
Me encanta que haya sido chancleta. Estamos imparables las minas.
Y, sí. Fíjense que, de ahora en más, las primogénitas pueden heredar el trono británico, currito exclusivo del primer hijo varón de los reyes hasta ahora.
Me acuerdo las cabezas que hizo rodar el loco de Enrique Octavo, porque las esposas no le daban machitos. Las decapitaba sin asco el monarca.
¿Cómo que te acordás? ¿Sos de esa época, Tita?
No, yegua. Lo estudié en la Facu..
Yo tenía una profe de historia tan pero tan veterana que enseñaba de memoria.
¿Qué te pasa con la cuestión de la edad, Yiya? Estás monotemática.
El tiempo me pasa. Eso. Por encima me pasó. Como un Scania. Con acoplado.
Vos estás igual. El problema es que cambiaste los lentes, y ahora te ves mejor.
¿Mejor? Ojalá. Me veo con pelos y señales. El día que estrené anteojos, pasé por el espejo del baño y pegué tal alarido que lo hice añicos.
¡Uy! De mal en peor. Ahora 7 años de yeta.
Yo no creo en esas cosas. Igual, decidí no reponerlo. Me maquillo de memoria.
Sí, no hace falta que lo aclares. Se nota a la legua.
Hablando de supersticiones, no saben lo que me pasó en Halloween.
¿Qué? ¿No te arrancó la escoba y llegaste tarde al aquelarre?
No, le abrí a unos pibitos disfrazados, que me dijeron “Truco o Trato” por el portero eléctrico, y me afanaron hasta los calzones.
¿Los tenías puestos?
¡No, zarpada! Es una manera de decir.
¡Qué chorros creativos! ¡Así da gusto que te afanen! Esfuerzo de producción.
Al principio pensé que era un “acting”, hasta que pelaron una faca que no parecía de plástico. Lo que más me jodió fue cuando gritaron: “¡Dános la guita, vieja!”. Cacé el palo de amasar y entré a correrlos por el pasillo.
¿Vos estás loca? En esos casos, no hay que resistirse. Es muy peligroso.
Mirá, si me hubieran dicho “señora”, vaya y pase. Lo de “vieja” me sacó.
Te cuentearon y encima casi no contás el cuento.
Lo que suena a cuento es la noticia de la mina ésa que se embarazó por la boca.
¿Por la boca?¡No puede ser! Que yo sepa, no están conectadas las cañerías.
La chica dice que es virgen. Que sólo practicó sexo oral.
Sí, claro. Discípula de la virgencita Wanda. ¿Te la creíste, Heidi?
Imagináte todas las vedetongas con rodilleras que suben al famoso 4º piso.
Sería un nuevo “baby boom”, como el que hubo después de la 2da Guerra.
Igual, por si las moscas, a usar condones bucales. El pez por la boca muere.
Y en boca cerrada no entran “babies”. ¡Chin, chin!