En esta época del año, sucede algo muy particular en La Plata que, además de ser la capital de la provincia de Buenos Aires, es una ciudad primordialmente universitaria.

Cientos de estudiantes de todas partes del país se gradúan, obtienen su preciado título, y son paseados en baúles de autos, con un séquito de otros tantos vehículos tocando bocina, festejando bulliciosamente haber llegado a la meta.

Previamente, esos jóvenes profesionales recién salidos del horno, pasan por el “enchastrómetro”, y felices comparten su alegría y desparpajo con cuanto transeúnte se les cruce.

Me produce sentimientos encontrados esa imagen. Lógicamente me regocijo con ellos y los aplaudo, pero al mismo tiempo me pregunto si tendrán posibilidad de ejercer su profesión aquí, o deberán forjar su futuro en otro país.

¡Tantos hijos y nietos se han visto ya obligados a partir! ¡Hemos “exportado” tanto talento!

Deseo fervientemente que puedan desarrollarse en Argentina, vivir de lo que aman, para lo cual están debidamente formados. Ellos son el futuro. Ojalá los gobernantes, cualquiera sea su color político, hagan lo necesario para no perderlos.

No podemos darnos ese lujo. Son oro en polvo.

Diario Clarín, 19/11/2025

Deja una respuesta