
Absolutamente hipnótica Lorena Vega en la piel de Encarnación Ezcurra. Una potente mezcla de mujer-hombre-animal; cerebral y -a la par- puro instinto. Una fémina de vanguardia, aguerrida, contestataria, agalluda, irreverente, pasional; una hembra de avanzada en esa era patriarcal, una revolucionaria de pura cepa.
Atrapante el texto de Cristina Escofet, que echa luz sobre un personaje bastante ninguneado por la historia oficial, que ejerció una influencia fundamental en su marido, Don Juan Manuel de Rosas. Diríase que “la Negra Toribia” fue el poder detrás del trono, su brazo político. Encabezó la Sociedad Popular Restauradora, que organizaba la milicia conocida como la Mazorca para defender a Rosas de sus opositores. Gran estratega y astuta consejera en la sombra.
La actriz cautiva con su monólogo, haciendo alarde de infinitas variaciones de tonos y volúmenes, con un lenguaje corporal riquísimo, en la puesta minimalista y cuasi-coreográfica de Andrés Bazzalo. Se yergue, se acurruca, repta, baila, con una sensualidad voluptuosa y un vigor de soldado aguerrido.
Pocos y bien elegidos elementos: una chaise longue, un espejo, un poncho rojo –bien federal- que oficia de manta, de chal, y también de símbolo de la sangre derramada por los “salvajes unitarios” y los traidores del bando propio. Un semicírculo de cartas, su comunicación con el afuera, muestra también del desprecio mutuo hacia las “doñas” de su entorno.
Nada distrae. La música en vivo (Victoria Tolosa y Martín Miconi) es un valiosísimo aporte que se convierte en una suerte de partenaire de la actriz. La guitarra, los tambores, la quena, todo ambienta, subraya y realza los textos. Hermosa y conmovedora la voz de Victoria Tolosa. Ajustada y precisa la dirección musical de Agustín Flores Muñoz.
Otra muestra de la enorme versatilidad de Lorena Vega, de quien ya admiramos su psicóloga “poker face” en “Envidiosas”, y su temible “Zurda”, “En el barro”. Una actriz que se adueña de la escena y de la inclaudicable atención del público, que aplaudió de pie su magistral actuación en el Teatro Municipal Coliseo Podestá de La Plata.