· ¡Qué tortura, chicas! Seis días feriados, buen tiempo, y nosotras sin un mísero peso para rajarnos a algún lado.
· Les propongo hacer unas empanadas de vigilia y venderlas en la plaza. Están a una luca y media en los negocios. Podemos economizar en los ingredientes y venderlas más baratas.
· ¡Pero ya pasó el Viernes Santo, Pilu! Hoy toca rosca y huevos de chocolate. Tarde piaste.
· ¿Sabés dónde se van a meter las roscas y los huevos los comerciantes?
· ¡Cómo se ve que lo votaste al Peluca! Usás las mismas “metáforas”.
· ¿Por?
· ¿No lo escucharon derrapando “un’altra volta” al León? Se mandó otro eufemismo.
· ¿Eufe qué?!
· Eufemismo, Rosi. Una indirecta, un circunloquio, una perífrasis.
· Andá al grano y pará de sinonearme, porfi.
· Te lo leo textual: “No necesitamos un burócrata metiendo el dedo en ningún lado porque en realidad ya sabés dónde termina el dedo, y más que el dedo, termina siendo el brazo”. Y no contento con eso, agregó: “Si tuvieran un negocio de vaselina, estarían más felices festejando”.
· ¿Se refería al cuentito del elefante y la hormiga?
· Ponéle. Pero entre burócratas y empresarios. Una grosería tamaño baño.
· ¿Y dónde lo dijo? En privado, supongo.
· ¡No! Nada menos que en su aparición pública en el Foro Económico Internacional de las Américas.
· De boca de Jorge Corona, me habría parecido gracioso. Pero un Presidente …
· Ése es el tema. Padece de incontinencia verbal. Derrapa. Como cuando se tira en contra de la educación pública, acusándola de “lavar el cerebro de la gente”.
· ¿La pública sí y la privada no? ¡Qué raro! Todas nosotras somos frutos de la educación pública, desde el jardín hasta la universidad, y salimos bastante bien, ¿o no?
· Lo que está mal es generalizar, meter a todos en la misma bolsa. No todos los jueces son corruptos, ni toda la policía es maldita, ni todos los empleados públicos son ñoquis, ni todas las Facultades forman militantes, ni todo el Estado es inútil. Hay que sanear, depurar, mejorar, corregir, no arrasar todo con la famosa motosierra. ¡Pero andá a hacérselo entender al libertario!
· No sé ustedes, chicas, pero cada Pascua se me viene a la cabeza la frase “La casa está en orden”.
· ¿La casa de Gran hermano? No creo. ¡Cómo se desmadró ese bodio! Se acabó el aislamiento, los ex entran y salen como quieren, con puertas giratorias, y chusmean todo lo del afuera, se insultan, se pegan, y nadie los sanciona. Un descontrol.
· No hablo de eso, Rosi. Me refiero a la frase de Alfonsín, en abril del ‘87. ¿No se acuerdan?
· Yo sí. ¡Cómo olvidar el levantamiento carapintada, con el temible Aldo Rico a la cabeza! Terminó el domingo de Pascuas. Un tufo a golpe de Estado que ni te cuento.
· ¡Claro! Y Don Raúl salió a decir: “¡Felices Pascuas! ¡La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina!”
· Lástima que hoy la casa está patas para arriba, ¿no? Deteriorada, descascarada, sucia, con rajaduras, cimientos endebles, goteras, grietas a granel. En fin … No aprendimos nada.
· ¡Que no decaiga, amigas! ¡No se me vengan abajo! Ya se sabe que las que venimos de mediados del siglo pasado, somos como las cucarachas: resilientes, a prueba de balas.
· ¡Es cierto! Tenemos el cuero duro, aunque un tanto arrugado.
· Ya que hablás del siglo pasado, Pilu, y como mañana empieza un nuevo mes, les traje la letra de un tema “vintage” de Rosamel Araya, también conocido como “Rozame la raya”. Un clásico: “Para abril o para mayo”. ¡Chin, chin!
Diario El Día de La Plata, 31/03/2024