¡Obvio! El mío bastante escuálido y deforestado, pero basta la intención.
El mío tiene las borlas por el piso. Hace juego conmigo. Y con el país entero.
Borlas gigantes son las de Luciani y Mola. Bien puestas, ¿no creen?
¡Pobre Cris!
¿Pobre?! Pobres nosotras, Pupi. ¿Querés que te compare tu jubilación con la de ella?
No, gracias. Prefiero no amargarme.
A mí me vino genial el fallo. Acerté todos los números.
¡No te puedo creer que jugaste a la quiniela, Negri!
Como siempre. Y esta vez la junté con pala.
Seré curiosa, ¿qué salió?
El 79, el 44 y el 56.
Desasnáme. ¿Qué significan?
En ese orden: el ladrón, la cárcel y la caída. ¡Bingo!
¡Guau! ¡Creer o reventar! Igual, muy deprimida no estaba. Vino a cenar a Puta Lara después de desahogarse en la tele. Una amiga que vive por ahí me contó.
¿En serio?
¿Y quiénes estaban?
Su amigo el Intendente de Ensenada como anfitrión, y el llamado “núcleo duro K”.
Duro debe haber quedado más de uno con la condena a la Jefa.
No cambia nada. Van a apelar “ad infinitum”. Además en un ratito Cris cumple 70. Le tocaría domiciliaria.
¿Ya 70? ¿Quién diría? Veterana como nosotras.
Sí, pero con más guita. Ella es el ejemplo más claro que la plata no hace la felicidad.
¡Puede ser, pero cómo ayuda, che!
Decímelo a mí, que voy por la segunda cuota del pan dulce, y no sé si llego a la tercera.
Mejor, así no engordás, Toti. Hay que buscarle el lado bueno a la misiadura.
Me tenés harta con tu optimismo a ultranza, con tu fundamentalismo del vaso medio lleno. Los ovarios llenos, me tenés.
¿De qué otra manera podés sobrevivir en este íspa, Negri? Es mi mecanismo de defensa.
En eso tenés razón. Lo que no te mata te fortalece, dicen. Y si aún estamos vivas, es porque tantas décadas de malaria sostenida nos fortalecieron. Somos como las cucarachas, a prueba de todo.
¡Ni las menciones! En casa ya aparecieron. Como amas y señoras, se pasean de la sala al comedor.
¡Ay! ¡Me hiciste acordar de la Walsh!
¡Qué sabia esa mina! ¡Inolvidable! “El Reino del revés”, junto a Cambalache, podrían ser nuestro Himno Nacional.
Por no mencionar a “Los Ejecutivos”: Ay, qué vivos son los ejecutivos, qué vivos que son. Del sillón al avión, del avión al salón, del harén al edén, siempre tienen razón; y además tienen la sartén, la sartén por el mango, y el mango también.
Ahora que decís “avión”, faltando tantos aviones hidrantes, ¿por qué se compró uno nuevo el Presi?
Por eso mismo. Porque es el Presi, y hace lo que se le da la gana.
El avión, el avión, ya sé, el 99 en la quiniela. Voy y vuelvo.
¡Pará! Ya que ganaste con la condena, pagá vos la birra, Negri. ¡Chin, chin!