por Irene Bianchi
“Una relación pornográfica”, de Philippe Blasband, en versión de Pablo Kompel. Elenco: Cecilia Roth, Darío Grandinetti. Diseño de escenografía: Alberto Negrín. Diseño de iluminación: Albert Faura. Diseño de vestuario: Ana Markarian. Coreografía: Carlos Casella. Asistente de dirección: Gabriel Gómez Nayar. Dirección: Javier Daulte. Teatro Municipal Coliseo Podestá.
Dos personas que se citan para tener un encuentro sexual, que luego se repetirá semanalmente durante unos cuantos meses. No se conocen ni se dan a conocer. La consigna es limitar el vínculo a eso, ni más ni menos. El afuera no debe filtrarse. Nada deben contarse acerca de nombres, edad, profesión, trabajo, familia, amigos. El afuera y los de afuera son de palo en esta relación tan particular.
Esta inquietante e interesantísima pieza se estrenó primero en el cine, bajo el título “Une liaison pornographique”, dirigida por Frederic Fonteyne, y protagonizada por Natalie Baye y Sergi López.
Cada personaje cuenta una versión ligeramente diferente de los hechos. Y es el propio espectador, que juega el rol de testigo y callado interlocutor, quien se entera primero. Es decir, el espectador sabe lo que el otro personaje ignora. El y ella se confiesan abiertamente a la platea, cosa que deliberadamente evitan entre si.
Por más que ambos intenten limitar la relación al encuentro de los cuerpos, los sentimientos afloran, como así también la inevitable curiosidad por indagar más, conocerse más a fondo, saber más el uno del otro, vencer el miedo al compromiso, al apego emocional; superar el temor a arruinarlo todo, a estropear este vínculo tan aséptico e impoluto.
El afuera tan temido, irrumpe sin permiso en la habitación del hotel, bajo la forma de un anciano moribundo, que los involucra en una historia ajena que impactará en ambos. La vida real es más compleja que un pacto preestablecido. No todo puede ser tabulado ni reglado, como si el ser humano fuese una máquina.
Ella, como buena mujer, confía más en sus instintos, responde a su intuición, y le hace una propuesta jugada. El, más cerebral y taciturno, la acepta en principio, pero luego disfraza su cobardía en una presunción errónea, y cambia el rumbo de los hechos. Ninguno se sincera, y ambos pierden por no hacerlo.
La vedette de “Una relación pornográfica” es indudablemente la dirección de Javier Daulte. Sutil, medido, sin estridencias ni golpes bajos, mueve a sus actores casi como dos bailarines, y matiza los climas con delicada precisión. Resuelve los encuentros amorosos con una estética refinada, sugiriendo sin mostrar.
La química entre Cecilia Roth y Darío Grandinetti es perfecta. Cuesta pensar la pieza encarnada por otra dupla actoral. El contrapunto que logran es muy atractivo y mantiene en vilo al espectador. Sus composiciones son creíbles, a pesar de lo improbable de esta relación meramente “deportiva”.
Hermosa escenografía la de Alberto Negrín.
“No hay nada más bello, que lo que nunca he tenido; nada más amado que lo que perdí”, canta Serrat. Tal vez esto explica que Ella y El prefieran conservar el buen recuerdo, antes que arriesgarse a pegar el salto de la fantasía a la realidad.