Cada vez que leemos o escuchamos los índices de pobreza e indigencia en Argentina, se nos pone la piel de gallina y se nos hace un nudo en la garganta. Aun así, las cifras por si mismas son frías, abstractas, y no es fácil tomar real conciencia de esta tragedia. Pero cuando un ser humano muere, en este caso una beba de tan sólo tres meses, en situación de calle, con su familia pernoctando a metros de la Casa Rosada, la tragedia se hace visible, tangible, real, tiene rostro. Y lo que esta muerte evitable señala es el rotundo e indisimulable fracaso de la clase política, de toda la clase política de las últimas décadas, que es absolutamente responsable de este lamentable estado de cosas. Argentina: un país que nos duele cada día más.
Diario La Nación, 2/4/2023