¿La vieron ayer?
· ¿Qué cosa, Mecha?
· ¡La coronación!
· ¿Coronación? ¿De quién?
· ¡Salí del taper, amiga! ¿No te enteraste que “habemus Rey”? Carlos III
· No me cae bien. Y Camila, menos.
· ¿Por?
· Porque le hicieron la vida imposible a Lady Di, la Princesa del Pueblo, como la llamaban.
· ¿Y vos cómo sabés? ¿Sos la chismógrafa de la realeza británica?
· Fue “vox populi”, nena. Carlos le metió los cuernos con la Parker desde el vamos. Siempre fue “la otra”, la tercera en discordia. Y no lo ocultaban ni lo disimulaban. Hasta trascendieron conversaciones chanchas, de alto voltaje erótico entre ellos.
· Lo de los cuernos hace juego con su título nobiliario. Camila, antes de convertirse en “Reina Consorte”, es la Duquesa de Cornualles. Nunca quiso que la llamaran “Princesa de Gales”, como a Diana.
· ¿Los hijos de Carlos van a la ceremonia?
· William, Kate y Harry sí, pero la jermu de Harry, no. ¿Se acuerdan que hubo un quilombito con Meghan? La discriminaron feo. Una mina divorciada, actriz, hija de madre africana. No tuvo pelos en la lengua cuando acusó a la familia real de racista. Por eso ella y Harry levantaron campamento y se mudaron a California.
· Lo bien que hicieron. Me acuerdo del episodio. Se preguntaban qué color de piel tendría el primogénito de la pareja. Racistas al mango.
· Harry siempre fue la oveja negra de la familia a pesar de ser pelirrojo.
· ¡Ni hablar del libro que publicó! “En la sombra”, se llama. Saca todos los trapitos reales al sol. Bastante roñosos esos harapos.
· Las cuñadas no se bancan. No se pueden ni ver. Típico, ¿no?
· Nosotros no tenemos nada que envidiarles a los británicos, chicas. Nuestra Reina Madre, la Chiqui, con sus 96 jóvenes años, tiene cuerda para rato con el marcapasos cero kilómetro recién instalado. Una ídola la Legrand.
· ¿Vuelve a la tele o no vuelve?
· Está deshojando la margarita.
· Ella se muere de ganas de volver, pero el nieto, Nacho, está negociando. Money, money …
· Bueno, que se apure, porque nadie es eterno.
· ¡Obvio! Y este año electoral, sus mesazas van a estar bien picantes. Más de uno va a terminar atragantado.
· Mucho ego en los candidatos; mucha vanidad; mucho vedetismo. No dan el ejemplo.
· No les importamos lo más mínimo. Sólo aspiran a tener la sartén por el mango …
· Y el mango también.
· ¿Saben una cosa, amigas? Extraño horrores el clima social de hace 40 años, del ’83. Ese breve instante en que todos tirábamos para el mismo lado, sin grietas, sin enfrentamientos, sin bandos. Todos contentos, eufóricos, aliviados, felices de volver a votar, a elegir, después de tanta oscuridad, de tanto horror, de tantas pérdidas.
· Coincido. Parece que no aprendimos nada, que retrocedimos a lo pavote. Reprobados.
· ¡Que no se diga, che! ¡La esperanza es lo último que se pierde! ¡Lo mejor está por venir! ¡Siempre que llovió, paró! ¡No hay mal que dure cien años!
· Brindo por tu sobredosis de refranes, Mecha. ¡Chin, chin!
Diario El Día de La Plata, 7/5/2023