“Los Grimaldi”, de Atilio Veronelli. Elenco: Georgina Barbarossa, Rodolfo Ranni, Nazarena Vélez, Diego Pérez, Esteban Prol, José María Muscari, Coki Ramírez, Thiago Batistuta, Micaela Vázquez, Lucas Velasco, Julieta Bal. Dirección: Atilio Veronelli. Teatro Municipal Coliseo Podestá.
Cuando una obra lidera la temporada teatral veraniega en Carlos Paz, recibe cuantiosos premios y agota localidades en gira nacional y en países aledaños, la reacción casi automática sería la de elogiarla ciegamente. Lo que sucede, en la opinión de quien suscribe, es que no siempre lo popular es sinónimo de calidad. Un espectáculo puede resultar muy exitoso y taquillero, sin que ello implique necesariamente que sea bueno. Así de simple.
“Los Grimaldi” cuenta con un par de comediantes de primer nivel: Rodolfo Ranni y Georgina Barbarossa. Actores avezados, versátiles, con una larguísima trayectoria, que han trajinado escenarios durante años, dando siempre claras muestras de su gracia y talento. En la obra escrita y dirigida por Atilio Veronelli y producida por Nazarena Vélez, ambos están absolutamente desperdiciados. Encorsetados en personajes inverosímiles, forzados, son “macchiettas” previsibles, que arrancan la risa fácil, es verdad, pero carecen de la más mínima sutileza y credibilidad. Lo mismo podría decirse de los trabajos de Prol, Pérez y Muscari. Una pena.
En realidad, el trazo grueso es el denominador común elegido por Veronelli al delinear a los integrantes de esta familia “tan normal”. Se priorizó el gesto grosero (Georgina se lo pasa todo el tiempo a la caza de genitales ajenos), y el lenguaje vulgar y escatológico, que la mayoría del público “festeja” casi automáticamente, como un reflejo.
En medio de este “pandemonium” gritado y estridente (gracias a los micrófonos inalámbricos), compuesto por bobaliconas, frígidas, farsantes, “buscas”, alcohólicos y drogones, el único personaje “normalito” es el de Nazarena, la hija buena, que defiende los intereses de su padre, se aviene a higienizarlo cada vez que éste “se desgracia” en su silla de ruedas, y se niega a esquilmarlo. Moraleja edificante: ella es premiada con el manejo de las empresas Grimaldi. Toque emotivo.
Otra incongruencia: los sucesivos y numerosos cambios de vestuario de Barbarossa, en absoluto justificados dentro de la trama.
Hermosa la escenografía, para nada aprovechada. Desconocemos su autoría, ya que no hubo programas de mano.
Una de las claves del éxito arrollador de “Los Grimaldi”, fue sin lugar a dudas la astuta elección del elenco por parte de Nazarena Vélez. Uno tiende a pensar que la inclusión de determinadas figuras es una garantía de calidad. No es éste el caso.