por Irene Bianchi
“Los Fabulosos Buu”, de Gastón Marioni, con música de Hernán Matorra. Director musical y piano: Hugo Hoffman Elenco: Sofía Pachano, Silvana Tomé, Meme Mateo, Alfredo Allende y Sebastián Pajoni. Escenografía: Magali Acha. Realización de escenografía y objetos: Duillo Della Pitima, Vanesa Giraldo, Clarisse Houba, Lara Della Pitima. Asistencia de escenografía: Vanesa Giraldo. Vestuario: Laura Staffolani. Idea y Coreografía: Barby Ostrovsky. Diseño y realización de video: Matías Otalora. Sonido e iluminación: Teatro 25 de Mayo. Fotografía: Nacho Lunadei. Diseño de tapa: Juan Pablo Antonelli. Colaboración artística: Facundo Rubiño. Producción ejecutiva: Camila Castro. Dirección general: Rubén Viani. Teatro 25 de Mayo, Avda. Triunvirato 4444, CABA.
Nunca más oportuna esta comedia musical infantil del platense Gastón Marioni, en tiempos en los que el “bullying” y la discriminación, aún entre los niños, ha cobrado inusitada y alarmante vigencia.
“Lidia”, “Reynaldo” y “Mía” conforman una familia de simpáticos “monstruos”. Viven en “Villa Espanto” y lo peor que les puede pasar es levantarse con el pie derecho.
Llega el día en que Mía debe ir a la escuela. Los padres le advierten que ni se le ocurra tomar el camino que conduce a “Bella Vista”, donde vive la gente “normal”. A la niña la espera la escuela de Villa Espanto, a la que asisten los chicos como ella. Pero a Mía le gana la curiosidad y la sed de aventura, y aterriza en la otra escuela, provocando –por su aspecto- un singular revuelo y susto entre sus compañeritos. No es el caso del profesor de arte, que la integra con absoluta naturalidad, y logra descubrir en ella un talento innato, hasta ahora desconocido por la propia criatura.
Cuando los padres se enteran que su hija no está donde debería estar, acuden presurosos en su búsqueda. Ahí se desata un gran malentendido y confusión de identidades, que desembocará en un final feliz para todos.
Sofía Pachano, en la piel de la “chica normal”, derrocha frescura y espontaneidad. Un hermoso trabajo de esta joven actriz, que brilla con luz propia. Los padres de Mía, Silvana Tomé y Alfredo Allende, componen dos adorables monstruos, graciosos y versátiles, con un rico lenguaje gestual y corporal. Desopilante el profe narcisista, pagado de si mismo, a cargo de Sebastián Pajoni. ¿Y qué decir de la Mía de Meme Mateo? Pura ternura, una criatura entrañable, vulnerable y fuerte a la vez, que logra vencer los prejuicios de los otros y las propias inseguridades, para pegar el salto y correrse del lugar asignado por la sociedad.
La música de Hernán Matorra, interpretada en vivo por Hugo Hoffman, aliviana un tema denso, difícil, espinoso. Las canciones son pegadizas, y uno sale del teatro tarareando las melodías. Los actores y actrices hacen gala de hermosas voces.
Lo bueno del texto de Marioni es que jamás se vuelve solemne ni cae en la moralina fácil. El director Rubén Viani logra una puesta ágil, entretenida, colorida, en las que prima el humor, sin que falten ciertos momentos de verdadera emoción.
Uno imagina que los padres que lleven a sus hijos a ver “Los Fabulosos Buu”, pueden luego aprovechar para charlar sobre el tema esencial de la obra: el por qué discriminamos al “diferente”, sea por sus rasgos, el color de su piel, su peso, su estatura, su nacionalidad, su acento. En ese sentido, creemos que éste bien podría ser un espectáculo declarado de interés educativo y mostrarse en escuelas, para que alumnos y docentes reflexionen sobre una situación verdaderamente preocupante.
Párrafo aparte merece el hermosísimo “Teatro 25 de mayo”, recuperado y puesto en valor por la Ciudad de Buenos Aires, en gran medida gracias a la tozudez de los vecinos de Villa Urquiza, que se opusieron a que el predio se convirtiera en una playa de estacionamiento.