Tanto para quienes estamos familiarizados con la obra de Federico García Lorca, como para quienes nunca lo han leído, “Las Mujeres de Lorca” es una imperdible invitación a ingresar a su mundo (un viaje de ida), y regocijarse en él. De una manera orgánica, la autora Marisé Monteiro, logra hilvanar escenas de sus obras, convocando a algunas de sus emblemáticos personajes femeninos: Mariana Pineda, Yerma, Doña Rosita, la Zapatera, Bernarda Alba, y la madre de Bodas de sangre. No es tarea fácil armar este rompecabezas de poemas, canciones, textos, sin que parezca una yuxtaposición caprichosa y arbitraria, y Monteiro lo logra con creces.
Ana María Cores se pone en la piel de “Rosario Garrido”, una eterna enamorada del poeta, que se ha quedado en la huerta familiar de Granada para conservar viva la memoria de quien fuera asesinado por el franquismo. En ella confluyen estas mujeres aguerridas, apasionadas, sufrientes, esas mujeres – como las definió el crítico y director español Alberto González Vergel- “que son la tierra paridora de flores, porque los hombres son sus flores que ellas mismas parieron, porque son ellas las que les permiten el vuelo y le dan libertad.”
Ana María Cores despliega un inmenso abanico de recursos, transitando todos los estados y climas. Trágica, pícara, feroz, irónica, festiva, burlona, su interpretación resulta hipnótica, imposible sacarle los ojos de encima. Canta, baila, recita, y le da a cada texto el tono y la intensidad justos. Es un “capo lavoro” el suyo, un “tour de forcé” que pone una vez más en evidencia su enorme talento y versatilidad.
Cores está acompañada por cuatro mujeres esenciales. La deliciosa cantaora y bailaora Carmen Mesa, y las músicas Giuliana Sosa en piano, Paula Carrizo en guitarra, y Lucía Cuesta en violín. Todas ellas interactúan con la protagonista, armando y desarmando cuadros, acotando, subrayando, cantando, bailando, enriqueciendo la escena con su “salero”, su frescura, sus batas de cola, sus abanicos, sus castañuelas, sus sombreros. Perfecto ensemble, “dream team”, bajo la dirección vocal y coral de Lali Vidal, dirección musical, arreglos y arreglos corales de Giuliana Sosa y el diseño de coreografía de Eva Iglesias.
La voz en off de Nahuel Cuadrelli revive al poeta que-afortunadamente para la posteridad- el fusil y los prejuicios no lograron acallar.
Una pieza fundamental de este espectáculo es indudablemente la precisa y creativa dirección general de Nacho Medina, a su vez compositor de la música original. La acción fluye, rica en matices, con sutiles transiciones, enlazando comedia y tragedia sin forzar nada, como por arte de magia. Las luces (Agnese Lozupone), el mapping (Juan Selva), el ingenioso uso de los dispositivos escénicos (telas, sábanas, capas, pañoletas, títeres, ramas), todo confirma que “menos es más” cuando se sabe sacarle buen partido a los recursos elegidos. Muy funcional la concisa escenografía de Azul Borenstein y bello su vestuario.
Un gozoso bonus track es el popurrí de canciones que las cinco intérpretes regalan al público, que las ovaciona de pie.
“Las Mujeres de Lorca” se ofrece en el Cine Teatro El Plata, Avda Juan B. Alberdi 5765, Mataderos, una bella sala perteneciente al Complejo Teatral de Buenos Aires, los sábados y domingos a las 17 hs. Hermoso horario.