Las urnas hablaron. Vociferaron el descontento. El cuarto oscuro se iluminó con la conciencia de cada uno. Y los resultados expresaron el hartazgo. Estamos hartos de la falta de rumbo del gobierno. Hartos de que nos mientan en la cara. Hartos del “haz lo que yo digo mas no lo que yo hago”. Hartos de las peleítas Presidente – Vice. Hartos de que nadie vele por nuestra seguridad ni nuestro bienestar. Hartos de que se nos subestime, intentando comprar nuestro voto con “platita” o con electrodomésticos. Hartos de que se nos diga que en Argentina se vive mejor que en Suiza, o que en todo el mundo matan kiosqueros como Roberto. Hartos de cobrar una jubilación mínima indigna, que nos convierte en indigentes. Hartos de que los gobernantes se atiendan en sanatorios privados y manden hijos y nietos a escuelas privadas, demostrando su desconfianza de la salud y educación públicas, cuya calidad es su responsabilidad. Hartos de que inauguren con bombos y platillos canillas. Hartos de los señores feudales, dueños de provincias, eternizados en el poder. Hartos de sindicalistas millonarios y trabajadores pobres. Hartos de las comisarías y cárceles con puertas giratorias. Hartos de que Ezeiza vuelva a ser la única salida para nuestros jóvenes.
El pueblo habló. Vox populi, vox Dei.