por Irene Bianchi
“La novia de Gardel”, de Marisé Monteiro, Pablo Mascareno y Ana María Cores. Elenco: Ana María Cores, Mariano Depiaggi. Voz del rufián: Alfredo Castellani. Vestuario: Julio Fernández, Matías Begni. Escenografía: Ana Repetto. Iluminación: David Seldes. Coreografía: Mecha Fernández. Arreglos y dirección musical: Juan Serruya. Diseño de video: Maxi Vecco. Realización de video: Darwin Flores, Rocío Casas Maldonado. Realización y montaje fotográfico: Néstor Barbita. Coordinación de producción: María La Greca , Federico Lucini. Asistencia de dirección: Rubén Pinta. Puesta en escena y dirección general: Valeria Ambrosio. Teatro Regio, Córdoba al 6.000 (y Avda. Dorrego). Miércoles a sábados 21 hs. domingos 20 hs. Platea: $130. Miércoles: precios populares, $70.
Una muchacha italiana, como tantas otras, llega en barco al Buenos Aires de principios del siglo XX, para contraer matrimonio con un hombre a quien ni siquiera conoce. La realidad es muy distinta de lo que ella esperaba. Dura, hostil, despiadada. Como un mecanismo de defensa, ella se refugia en un mundo de fantasía, de ensueño, que le permite sobrellevar una existencia sórdida, degradante, humillante.
Al igual que el personaje de Mia Farrow en el film de Woody Allen, “La Rosa Púrpura del Cairo”, esta joven también traspasa los límites, crea un personaje, y se relaciona nada menos que con el Zorzal Criollo, con quien “vive” un apasionado romance.
Tal el hilo argumental de “La Novia de Gardel”, una historia simple, emotiva, tierna, que permite el lucimiento de dos excelentes intérpretes, quienes recorren un abanico de melodías inolvidables del “Morocho del Abasto”.
Ana María Cores es tan buena actriz como cantante. Se entrega en cuerpo y alma a esa novia alucinada, esa triste inmigrante que añora el olor de su Arenzano natal. Dueña de la escena, asombra con el caudal y amplísimo registro de su voz.
A su lado, se destaca el Gardel que compone Mariano Depiaggi. Con su personal estilo y prestancia, logra una muy buena química con su dama.
Esa otra realidad que se crea a través de las proyecciones, es un enorme acierto de la puesta de Valeria Ambrosio, que instala un clima onírico, etéreo, idílico.
Las coreografías de Mecha Fernández matizan la acción con las dosis justas de picardía y romanticismo.
Este espectáculo se presentó en la Apertura Oficial del 25º Festival de Tango de Granada (España 2013), en la 9ª Fiesta de las Artes Escénicas de Medellín (Colombia, 2013), y en el Teatro de la Universidad de Antioquia (Medellín, Colombia, 2013).
Ahora se luce en un renovado Teatro Regio, puesto en valor por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, legendaria sala en la que cantó el mismísimo Carlitos Gardel.
“La novia de Gardel”: formidable excusa para deleitarse con inolvidables tangazos y milongas.