A dos años de la irrupción de una inesperada pandemia, que literalmente paralizó al planeta y se llevó innumerables vidas, y cuando estamos empezando a sentir cierta esperanza de haberla vencido, gracias al esfuerzo y creatividad de los científicos que dieron con las vacunas en tiempo récord, ahora irrumpe otra amenaza: una guerra. En pleno siglo XXI. Otra guerra.
¿No hemos aprendido nada de lo vivido, de las lecciones de la historia? ¿Sigue siendo la fuerza superior a la palabra?
El poderío nuclear de las naciones involucradas podría borrarnos a todos de la faz de la Tierra de un plumazo. ¿Tan necios y mesiánicos son algunos líderes mundiales como para no tomar conciencia de los riesgos de sus intempestivas y caprichosas decisiones?
Si alguna civilización más evolucionada nos está espiando desde otra galaxia, no quiero imaginar las conclusiones que sacará sobre la estupidez de los terrícolas, de algunos terrícolas, lamentablemente los que tienen la sartén por el mango, y como bien cantaba la Walsh, y el mango también.
Irene Bianchi / irenebeatrizbianchi@hotmail.com