por Irene Bianchi
¡Hugo Varela Explosivo!!, con la participación de Lucas Varela y Tato Cayón. Libro y dirección: Hugo Varela. Artística: Hugo Varela, Talleres Magariños. Asesoramiento en magia: Juan Durán. Asesoramiento coreográfico: Aymará Abramovich. Realización vestuario: Silvia Bustos. Producción ejecutiva: Claudio Ferrero. Prensa: Alejandro Veroutis. Producción general: Carlos y Giuliano Bacchi. Teatro Gran Rex.
Con su aspecto desgarbado y quijotesco, Hugo Varela logra hacer reír con su sola presencia. A esta altura de su carrera, con 35 años de trajinar escenarios, ya cuenta con un público absolutamente incondicional, fiel, cómplice, que festeja sus mínimos gestos, su andar, sus miradas. Justa recompensa y, a la vez, un compromiso consigo mismo, para no defraudar.
En su nuevo espectáculo, estrenado en un Gran Rex repleto, Varela está acompañado por su hijo, Lucas Varela, y Tato Cayón. Ambos jóvenes actores conforman el dúo humorístico “Los gorgojos”, y ofician de asistentes, partenaires, nexos entre las escenas.
Los ingredientes insustituibles de la comicidad que esgrime Varela son la ingenuidad, la picardía, el doble sentido, el desatino. Espontáneo, campechano, descontracturado, se siente como pez en el agua en el escenario, aún en el imponente marco del Gran Rex, repleto de bote a bote la noche del estreno.
Es un maestro del “timing”, y no le asustan las pausas ni los silencios. Establece una química inmediata con los espectadores, rompiendo el hielo y haciéndolos participar desde el vamos. Logra un clima de algarabía y lo mantiene “da capo”.
Lucas Varela y Tato Cayón – clowns, mimos y cantantes- aportan magia, teatro negro e ilusionismo al espectáculo, con gracia y frescura. Hasta lo hacen volar por los aires, con mucho donaire. Les auguramos un gran crecimiento al lado de un artista con tanto oficio y talento como Hugo Varela.
El plato fuerte son siempre los instrumentos estrambóticos que pergeña este luthier. En este caso, una mini-guitarra, un guitarrón, un híbrido guitarra-acordeón, una guitarra totalmente desarmable, un trombón a vara descabezable, una larguísima flauta a dos puntas (una perlita el dueto con su hijo).
En sus cuecas, milongas, valsecitos, boleros, este singular estandapero cordobés, reflexiona sobre “la penetración cultural” (“el colesterol apátrida”), el Big Bang y las explosiones que le siguieron (incluso las corporales), la “cocina moderna para las mujeres fáciles”, entre otros temas.
Como broche de oro, no podía faltar su “Corbata Rojo Punzó”. Un clásico.
Tras su multitudinario debut en el Gran Rex, Varela y compañía iniciarán una gira, que seguramente los traerá al Coliseo Podestá de La Plata , teatro que también ha colmado tantas veces con sus anteriores espectáculos.