Dicen los psicoterapeutas que llega un momento en la vida en que no se puede seguir echándole la culpa a los padres, y en cambio hay que hacerse cargo de uno mismo. Que si te destetaron demasiado pronto, que si no te ayudaban con las tareas de la escuela, que si no te prestaban demasiada atención (sobre todo una vez que nacieron tus hermanos menores), y así sucesiva e interminablemente. Pero cuando llegás a la adultez, más allá de los errores de quienes te criaron (no hay manual para padres), tenés que mirarte al espejo y decidir qué vas a ser y qué vas a hacer . De la misma manera, harta la letanía de los gobernantes que pierden tiempo y energía hablando de la pesada “herencia recibida”, echándole toda la culpa de sus males actuales a la gestión anterior. Si te candidateás para ser Presidente, y te tenés fe, ya sabés perfectamente qué país vas a recibir. Es infantil seguir buscando responsables en quienes te precedieron. Hacéte cargo, crecé, ponéte los pantalones largos, e intentá mejorar las cosas. Claro: es siempre más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio. “Argentinos, a las cosas”, dijo el filósofo español Ortega y Gasset en mi ciudad, La Plata, en 1939. Más vigente que nunca su sabio consejo.
Publicada en Clarín