Gane quien gane el domingo, como ciudadana, deseo fervientemente que quien sea “derrotado” en las elecciones colabore con quienes sean elegidos para gobernar durante los próximos cuatro años. No es prudente ni sensato hacer borrón y cuenta nueva. No hay por qué desaprovechar lo conseguido. No se trata de una pulseada, ni de un Boca-River. Se trata de sacar al país adelante, zanjar la grieta y tirar todos del carro, duro y parejo. No esperamos milagros. Pero sí queremos estar mejor, cada día un poquito más. Recuperar la esperanza, la confianza, la ilusión, la alegría. Aunque suene utópico, todos pretendemos vivir en paz y armonía, con trabajo, educación, salud y seguridad. Así de básico. Así de simple (aunque no lo sea). Les pido encarecidamente a los políticos que depongan sus egos, sus pequeñas vanidades, sus mezquindades, sus rivalidades personalísimas, y entiendan de una vez por todas que son empleados nuestros, y nos deben rendir cuentas. Los estaremos mirando.
Publicado en Clarín y La Nación