Una reflexión sobre esa violencia que se torna habitual
El coronavirus es preocupante. Como lo es el dengue y el sarampión. Pero hay otra epidemia social que parece pasar desapercibida y no es menos grave. En lo poco que va del año, ya registramos en la Argentina 62 femicidios, la mayoría de los cuales se perpetraron en la Provincia de Buenos Aires. La violencia en general y contra las mujeres en particular ya es moneda corriente, algo que casi naturalizamos. El asesinato más reciente: un joven en Catamarca quemó y descuartizó a su novia.
La negligencia es otra forma de violencia. El no ocuparse, el no hacerse cargo, el eludir responsabilidades. Una nena de cinco años cayó desde el segundo piso de un Jardín de Infantes municipal en Palermo, y nadie se dio cuenta de su ausencia. Fue una transeúnte quien la auxilió. Las maestras no habían notado que faltaba. En una escuela en Chubut un alumno apuñaló a otro en el baño. ¿Qué nos está pasando? ¿No es hora de parar la pelota y reflexionar en serio sobre estos temas?
Porque convengamos que la crisis moral es la más grave de todas. Y no hay ni habrá vacuna.