En primer lugar, nobleza obliga, lo aclaro, yo voté a Cambiemos. Lo cual no me obliga a ser complaciente ni a hacer caso omiso de las metidas de pata de sus funcionarios.
Porque convengamos que últimamente, algunos ministros de Macri se empecinan y se esmeran en protagonizar papelones descomunales. Primero fue el de Energía, Aranguren, advirtiendo que repatriará sus dinerillos recién cuando confíe plenamente en el Gobierno al cual él mismo pertenece. Y ahora, Caputo, ministro de Finanzas, cual imberbe adolescente, mandándole un papelito a la diputada K, Cerruti, con una gansada incomprensible en medio de una turbulenta sesión en la comisión bicameral. Y no me olvido del propio Presidente, cuando demostró públicamente no saber a cuánto ascendía (si es que la palabra se aplica) la jubilación mínima. ¿Quién los asesora? ¿Quién los “couchea”?¡Cuánta razón tenía la querida María Elena Walsh cuando llamaba a la Argentina “El país Jardín de Infantes”!