“Cuentos de la Selva”, sobre los cuentos de Horacio Quiroga. Libro: Gastón Marioni. Elenco: Diego Ramos, Matías Prieto Peccia, Pedro Raimondi, Mica Romano, Diego Romero, Magalí Saisi, Mariano Silvapobas, Anabella Simonetti, Pedro Velázquez. Músicos en escena: Lautaro Curtale (guitarra), Florencia García Marín (flauta), Juan Crstóbal Sleigh (percusión), Raga (vientos), Damián Mahler (piano). Equipo artístico y técnico: Diseño de vestuario: Kitty Di Bartolo. Realización de vestuario: Graciela Galindo. Diseño de escenografía: Martina Urruty. Asistencia de escenografía: Lucas Borzi. Realización de escenografía: Luis Manuel Mendiburu, Santiago Duarte, Manuel Morales, Juan Ignacio Mosquera, Laura Roldán. Realización audiovisual: Lucía Suárez. Diseño de sonido: Francisco Rozado. Diseño de luces: Miguel G. Lombardo. Diseño de maquillaje: Daniel Villanuena. Maquilladoras: Ayelén Abbattista, Bárbara Martínez, Fabiana Monín, Lucía Galván, Melina Almirón, Micaela Parra, Milagros Scerra, Milagros MIleo, Myrian Levy, Vanesa Goñi. Fotografía: Espacio F. Fotografía Institucional: Melisa Paruchevski. Diseño gráfico: Eduardo Asplanato. Prensa externa: Sandra Beerbrayer. Prensa institucional: Ignacio Pereyra, Clara Vilardebó. Asistencia de Dirección: Matías Toto Pons Vibbó, Agusta Bermúdez. Asistencia en floklore: Jorge Caballero. Asistente de Dirección Musical: Braian Arévalo. Música y Dirección Musical: Damián Mahler. Letras, Coreografías y Dirección General: Gastón Marioni. Producción: Teatro Municipal Coliseo Podestá. Hasta el 29 de julio, todos los días a las 16 hs. Entrada libre y gratuita, por orden de llegada (las entradas se entregan a partir de las 15 hs)
En principio, para los adultos que acompañen a hijos, sobrinos y nietos a ver esta versión musical de “Cuentos de la Selva”, es formidable reencontrarse con la narrativa de Horacio Quiroga, uruguayo de nacimiento (Salto 1878), pero considerado uno de los más grandes cuentistas argentinos. Sus relatos están ambientados en la selva misionera, donde vivió muchos años. Quiroga es uno de los representantes más conspícuos del modernismo, movimiento literario iniciado por Rubén Darío a fines del siglo XIX. Indudablemente, Quiroga leyó y se inspiró en los “Libros de la Selva” del cuentista Rudyard Kipling, donde el inglés humanizaba a los animales que conoció durante su travesía por la India.
Quiroga escribe sus “Cuentos de la Selva” cuando tenía 42 años. Su experiencia de vida en el litoral había desarrollado al máximo su observación del mundo animal, convirtiéndose en un experto, casi en un traductor e intérprete de la fauna autóctona. Esos cuentos, que todos hemos leído en la escuela, son ocho, a saber: La tortuga gigante, Las medias de los flamencos, El loro pelado, La guerra de los yacarés, La gama ciega, Historia de dos cachorros de coatí y de dos cachorros de hombre, El paso del Yabebeirí y La abeja haragana.
Lo fascinante de la puesta de Gastón Marioni, es la manera en que los ha hilvanado, entrelazado y enmarcado en el formato de un musical dinámico, colorido, entretenido, donde todos los animalitos conviven e ilustran sus particulares historias.
Diego Ramos, un actor todo terreno que derrocha carisma y simpatía, encarna al propio Quiroga. La misión que se le encomienda es hacer un relevamiento de los “bichos” de la zona para el diario en el que trabaja, fotografiarlos y constatar su comportamiento “bestial”. Los avatares de su accidentado viaje hacen que el reportero se despoje poco a poco de los prejuicios urbanos que lleva en su equipaje, y descubra un mundo mágico en el que los animales le enseñan lecciones de vida de un incalculable valor. Su paso por la selva será un antes y un después que lo modificará esencialmente.
Ramos está acompañado por un elenco homogéneo: actrices y actores que cantan y bailan con gracia y solvencia, interpretando a los singulares animales parlantes del lugar, y a algún humano malvado y pendenciero.
La música original ( Damián Mahler) es interpretada en vivo. Las letras de las canciones (Marioni) resumen lo esencial del contenido de cada cuento. Las coreografías son dinámicas y divertidas.
La escenografía ofrece el marco ideal para recrear los ámbitos en que se desarrolla la acción: primero, la estresante ciudad, y luego, la naturaleza en todo su esplendor. Mientras el público que colma cada función se ubica en sus lugares, ya se oye el canto de las aves.
En cuanto a la caracterización de los personajes, muy cuidados tanto el vestuario como el maquillaje.
“Cuentos de la Selva”, la cuarta producción integral del Coliseo Podestá, es una excelente propuesta para llevar a los chicos (no muy pequeños) a ese bellísimo teatro durante las vacaciones de invierno, y una ineludible excusa para leerles los cuentos una vez que vieron la obra.