“Atando tabas”, creación colectiva de “La Terraza Teatro”, basada en textos de Atahualpa Yupanqui. Elenco: Lisandro Amado, Diego Biancotto, Gonzalo Correa, Estanislao Pedernera. Escenografía y vestuario: Lucía Otaño, Natalia Suárez. Equipo lumínico: Mate E.P. Grabación y edición de audio: Juan Gasco. Voz en off: Ricardo Pérez Sbrascini. Realización audiovisual: Nadia Lozano. Niño: Marco Molina Mosetti. Dirección musical: Gonzalo Correa. Dramaturgia y dirección general: Diego Biancotto. Espacio de Arte Crisoles, calle 1 entre 41 y 42.
Lo más interesante de “Atando tabas” es indudablemente su factura, su “work in progress”, la construcción del hecho escénico en el “aquí y ahora” de la ceremonia teatral, ante la atenta y curiosa mirada del espectador. Los cuatro actores de “La Terraza Teatro” arman y desarman las escenas de un modo aparentemente caprichoso, según como caiga la taba – juego criollo si los hay, mezcla de azar, habilidad y picardía de quien la arroja.
Curioso que un grupo de jóvenes se sienta atraído por la figura de Atahualpa Yupanqui (en quechua: “el que viene de muy lejos para decir algo”), seudónimo de Héctor Roberto Chavero Aramburu (Pergamino, 1908- Francia, 1992). Curioso y feliz, ya que Yupanqui fue un creador exquisito, un poeta enorme, cuya obra merece ser recordada y puesta en valor.
Seguramente Don Ata, con ese rostro aindiado, sonreiría casi imperceptiblemente ante esta travesura que recorre sus grandes temas: la soledad, el destino, la dura vida del hombre de campo, el ir por los caminos, los insondables enigmas de la vida, las preguntas existenciales del ser humano. Sus coplas, milongas, zambas, vidalas, gatos, chacareras, bagualas, son profundas, sutiles, y hablan a las claras de su extraordinaria sensibilidad y sincera búsqueda.
Pareciera que los actores improvisan los sucesivos cuadros. Ellos mismos iluminan, musicalizan, proyectan, recitan, cantan, interactúan, dentro de un cuadrilátero mágico, que va mutando según las consignas. Construyen y destruyen; van y vienen, montan y desmontan; andan y desandan. En definitiva, juegan, que de eso se trata el teatro. Con sus viejas valijas a cuestas, como actores de la legua, trashumantes, juglares de tierra adentro, peregrinos, caminantes obstinados, gauchos de a caballo o gente “pata en el suelo”, recreando la inmensidad de la pampa, intentando descifrar sus misterios.
“Atando tabas” es una propuesta original, fresca, diferente. Un sentido homenaje a un gran artista, muchas veces olvidado.