A ver chicas, con una mano en el corazón, ¿quién de ustedes lo miró, a pesar de haber jurado y perjurado que lo detestan?
Confieso que yo, Nelly, pero sólo para tener de qué hablar. Tema de conversación.
Sí, claro. Sos una Tinelliana vergonzante, como tantas otras.
Es que el primer programa suele ser espectacular. Éste fue outlet, acorde a los tiempos que corren, en los que todos corremos la coneja.
Dicen que fue un descontrol, ¿no?
Y, digamos que los barbijos y el distanciamiento brillaron por su ausencia.
El Cabezón dice que cumplen con el protocolo, que los hisopan a cada rato.
Sí, pero son esos hisopados express, rapiditos, medio truchos, que no garantizan nada. De hecho, ya saltó un primer contagiado en “La Academia”.
Chicas, confieso que yo también lo vi, haciendo zapping. El miércoles estuvo calenchu Marcelo.
¿Por el rating?
No, por las críticas que le hizo el Ministro de Salud de la provincia, por la cantidad de gente en el estudio.
No es por defenderlo a Marcelo, ni mucho menos. Pero acá nomás, en Ensenada, los funcionarios K se amontonaron como vaca en viaje, ¿se acuerdan? Cuando se sacaron la foto modo “Familia Ingalls”, para parecer amiguitos.
¡Noooo! ¡No las nombres!¡Ni vacunos ni vacunas! Ésa es la konsigna. ¡Ojo que otra vez se pelearon con el campo!
¿Ustedes vieron “El Día de la Marmota”? Este íspa es eso. Un perro que se muerde la cola. Un eterno “deja vu”. Patriqui como el cangrejo. Nuca pa’lante.
La tele abierta es un pozo ciego, amigas. Ahora se puso de moda que los famosos ventilen el nombre que le ponen a sus partes pudendas.
Eso es viejo. Me acuerdo del “Chisito” de Winograd, de la nena” de la Pradón, y de la “anaconda” de Carlitos Nahir, cuando estaba en “Gran Hermano Famosos”.
¿La conociste, Pupi?
No tuve el gusto. Pero parece que se devaluó. Ahora lo llama “Nahuelito”. Lo dijo en “PH”.
Me harta ese programa. Andy pasa de meter el dedo en la llaga a los invitados y hacerlos llorar a moco tendido, a apretarlos para que hablen de los apelativos de sus países bajos.
Y en “Polémica en el Bar” la siguieron. Cormillot Junior llama al suyo “Cebolla”.
¿Tanta lástima da que provoca llanto? Baja autoestima el Doc. Carne de diván.
Aquí entre nos, ¿ustedes … le pusieron nombre a …?
Yo, “monjita de clausura”, por razones obvias.
¿Con salidas transitorias, Nelly? ¡No te hagas! Todas conocemos tus andanzas…
Yo le puse “Saudade”, en memoria de los buenos tiempos …
No quisiera enterarme cómo llamaban al “amigo” de sus ex, o de sus difuntos esposos.
Yo lo llamaba “Pirulín”, pero a él le parecía ofensivo. Nunca tuvo sentido del humor.
¿Se dan cuenta del nivel de nuestras charlas, chicas? Antes hablábamos de Borges, de Cortázar, de García Márquez, de Ortega y Gasset. Ahora, de esto.
Es el encierro, Keka. El confinamiento. El bicho.
¡Ah! ¡Me hiciste acordar! Así lo llamaba yo al de Roberto. Bicho. O Bichito, según la ocasión.
No las quiero bajonear, pero ¿se enteraron que ya se fue mayo, no?
Y nosotras, con el pescado sin vender.
Hablando de morfi, ¿les guardo una porción locro del 25?
¡Seeeeeeee! Pero ojo. Ahora dicen que el Covid también se trasmite a través de las flatulencias.
Y seguimos con nuestra onda intelectual. Brindo por el sol del veinticinco. ¡Chin, chin!