por Irene Bianchi
- ¿Y? ¿Qué les pareció el faltazo de Susana? Sorprendió a todos la diva.
- Hizo bien. Hoy por hoy, ¿quién es Maradona para rendirle tanta pleitesía?
- ¿Vieron el fangote de guita que pidió? Y encima, cash. Contante y sonante.
- Yo que ella, me instalo en Punta. Cero maquillaje, cero dieta, cero Miguelito Romano, cero extensiones albinas, y me dedico a hacer vida 100% natural.
- ¿Pero no sufrirá del famoso síndrome de abstinencia de la caja boba?
- No creo. Está por cumplir 7 décadas, aunque no se le noten. Ya laburó bastante.
- Y la juntó en pala. Puede viajar por el mundo, disfrutar de la vida, sin estar pendiente de los rollitos, la celulitis, o si el Dios Rating la favorece.
- Además, el Diego habrá sido un crack en su mejor momento, pero ahora da vergüenza ajena, balbuceando con qué morocha arrepentida se acuesta.
- Igual, el desplante de la blonda les dio de comer a todos los chimenteros.
- No sólo a los chimenteros, Vivi. Ahora hasta los noticieros se han vuelto re chusmetas. Mezclan los datos del tiempo y la guerra de Siria con los trapitos sucios de la forrándula. Un cambalache discepoliano, la tele.
- Ahora que hablás del tiempo, ¡qué veranito que pasamos! Desde septiembre del ’44 que no hacía tanto calor en esta época del año. Un infierno.
- Seré curiosa, ¿vos ya habías nacido, Nelly?
- No, cariño, pero me contaron.
- Ni en el almanaque se puede confiar. Ya no quedan certezas.
- Somos extremistas, Sari. Lo mismo con el tema seguridad. En un tris pasamos de comisarías con puertas giratorias, a tolerancia cero y mano dura.
- Que un nene de Salita Rosa no se morfe una chocolina demás, porque va preso.
- La improvisación y el repentismo a la orden del día. Volátiles, los funcionarios.
- Lo bueno es que la ciudad se llenó de hombres de verde. Lindos, los gendarmes.
- A mí me dan penita. El otro día uno me preguntó dónde quedaba 7 y 50. Están más perdidos que Menem en la neblina. Habría que darles un GPS.
- ¡Y hay que bancarse el conurbano, eh! Les tocó bailar con la más fea.
- Che, Vivi, el que te preguntó dónde quedaba 7 y 50, ¿estaba bueno? Confesá. ¿Lo llevaste de la manito? Porque vos no das puntada sin hilo, amiga.
- ¡Ay, malpensada! ¡Ni me fijé! Pero creo que sí. Un morochazo fornido.
- ¿Se te hizo agua la boca, no? ¿Cuánto hace que no le ves la cara a Dios?
- Hablando de Dios, ojo que en una de ésas los curitas van a estar disponibles.
- ¿Qué decís, sacrílega? ¿Y el celibato? ¿Y el voto de castidad?
- Justamente. Ahora en el Vaticano dicen que el celibato no es un dogma de fe en la Iglesia, y se puede discutir. ¡Y con lo moderno que es nuestro Papa Pancho!
- Yo siempre pensé que el voto de castidad debiera ser optativo, no obligatorio.
- En tu caso, es forzado por las circunstancias, ¿no? Si fuera por vos, ¡revoleo!
- Ustedes van a decir que estoy loca, pero a mí me encantaría que Francisco fuera una especie de Presidente Planetario. Es el tipo más sensato y equilibrado que conozco. Inteligente, culto, honesto, simple, austero, pacífico, conciliador.
- No dura ni 5 minutos, Sari. Dejálo donde está, que bastante hace desde allí.
- Conciliadora está Cristina últimamente. Dijo: “No me voy a comer a nadie”.
- Menos mal. Será que valemos más de $6. Y algunos le caeríamos indigestos.
- Yo desconfío de este abuenamiento con fecha de vencimiento. Me huele raro.
- ¡Miren! Ahí pasan los gendarmes. ¡Gendarme de frente, amor presente!
- ¡Ch, ch! ¡Aquí! ¡Señor de verde, si no me mira, se lo pierde! ¡Chin, chin!