por Irene Bianchi
- Chicas, la otra noche me quedé dormida mirando tele, y tuve una pesadilla horripilante. Soñé que Fort hacía un casting de dobles, para encabezar varios elencos de su obra en gira. ¡Y se presentaron cientos de Fortcitos!
- No lo soñaste, Neca. Aunque te cueste creerlo, es cierto.
- ¡No puede ser! ¿Con uno no es suficiente, acaso? ¿No alcanza y sobra?
- Y esto es el principio nomás. Después otros tantos impresentables van a querer imitarlo. El país se va a llenar de clones de Süllers, Tomasitos, Alfanos, Niñas Lollies, Franceses, Vanuccis, Lobatos. Va a haber que andar esquivándolos.
- Otro que organizó un casting es el cumbiero Leo Mattioli. Busca mujeres de 15 a 99 años, para sumarse a su staff de bailarinas. ¿Alguna gusta?
- Yo, paso.
- ¡Qué cosa, ¿no?! Hoy más que nunca, la “realidad” pasa por la tele. Hasta los chorros con rehenes no se entregan si no llegan las cámaras de Crónica TV. Nos guste o no, todos somos participantes de un reality mundial, de un Gran Hermano planetario. La peli “Truman Show”, cada día más vigente.
- Raro que a ningún productor se le haya ocurrido todavía bajar microcamaritas al refugio de los mineros chilenos, para que el resto de la humanidad los escudriñe noche y día, mientras esperan salir a la superficie. El morbo vende.
- También vende el romanticismo, Tina. Yo estoy re-enganchada con el romance Coki-Marcelo. No saben cómo me ratoneo esperando el piquito.
- Esperálo sentada, nena. Mide más el amague que un chupón.
- Claro, Pocha. Además seguro que ya se pegaron unos buenos revolcones fuera de cámara. Esta franela es sólo para la gilada.
- Ustedes siempre pinchándome el globo. ¿Por qué no me dejan volar?
- Porque te van a bajar de un hondazo, tonta. Otra vez. Probá a crecer..
- Lo que Tinelli está demostrando, chicas, es que el Señor Rating es él, porque Ibope salta –no cuando jurados y concursantes se agarran de las mechas- sino cuando él hace esas huevadas con la cordobesita. Más claro, echále peperina.
- ¿Y qué opinan del final de “Botineras”?
- Que dejaron la puertita abierta para “Botineras 2”: los villanos siguen vivitos y coleando, Manguera juró venganza, Cabrón y Gaetani se prometieron un café.
- Yo no seguí la novela, pero el final no me lo quise perder. Me revienta que en el último capítulo de todas, siempre abusan del recurso de pasar las hojas del almanaque. Aprietan el botoncito de Fast Forward y listo el pollo. Tramposo.
- Esa empezó como una comedia zarpadita y terminó en un dramón de aquellos.
- Es que los libretistas, y también los políticos, van urdiendo la trama sobre la marcha; cambian el discurso, decapitan personajes, convocan figuras invitadas, todo según las necesidades e intereses. El guión, y la agenda, van variando.
- ¿Y cómo hace una para darse cuenta qué es verdadero y qué es falso?
- Lamento comunicarte, Pochita, que los límites se corrieron, y ya nadie puede distinguir entre verdad y apariencia. A simple vista, son iguales.
- ¡Qué macana! Por eso me ensarto tanto. ¡Me como cada garrón! No pego una.
- Dejáme adivinar. Tu último candidato, tan fino, culto, divertido, ¿resultó gay?
- Diste en el clavo. ¿Por qué no me lo dijo de entrada, así no me ilusionaba?
- La clave está en no ilusionarse antes de tiempo. Te ahorrás el porrazo.
- Amigas, por lo menos juremos ser sinceras entre nosotras. Auténticas y francas.
- Con tanta picada y cerveza, ya somos ballenas francas. ¡Chin, chin!