por Irene Bianchi
- Chicas, se los encargo con tiempo. ¿No tendrán un bebé para prestarme para octubre? Nieto, sobrino nieto, ahijadito, vecinito, da igual.
- ¿Un bebé, Zulma? ¿Se puede saber en qué andás?
- Mirá, Susy. El domingo pasado, me comí una cola de más de dos horas para votar. Y los que tenían una criaturita en brazos, pasaban como por un tubo.
- ¡Pero lo tuyo sería una inmoralidad, Zulmita! ¡Una mentira descarada!
- ¡Con lo que se miente en este íspa! ¿Qué le hace una mancha al tigre?
- No te ofendas, amiga, pero para eso conseguite un bastón, un andador, un trípode. Así también te dejarían pasar.
- ¡No! ¡La coquetería ante todo! Ni loca me avejento. Yo sé que ya no da que me ponga un almohadón y me haga la embarazada, pero tampoco soy Matusalén.
- Aprovechá, nena. Ahora que las colas son mixtas, vos que sos sola, te podés levantar a alguien. Charla va, charla viene, le pasás tu celu. Véle el lado bueno.
- ¿Vos decís? En esos lugares no hay pique, a pesar del “cuarto oscuro”, que es la zapie menos erótica que conozco. ¿Estarás contenta con el triunfo K, no?
- ¿Me estás cargando? Cortála, querés.
- Hablo en serio. La verdad que el domingo recién prendí la tele a la noche, cuando hablaba Cristina desde el Intercontinental, y los ví a todos sonrientes, festejando, bailoteando al son de “Hoy es un díaperfecto”, con lluvias de papel picado. Así que supuse que habían ganado por afano.
- No precisamente, Zulma. Susy no te lo va a decir, porque es recontra K, ya la conocés. Mejor cambiemos de tema. Busquemos lo que nos une.
- Pero, entonces, ¿por qué estaban tan contentos? Si hasta Filmus canturreaba. Ni hablar de Boudou, nuestro Vice rockero, con su melena al viento.
- Es la estrategia de siempre. Miro para otro lado, hago que no me importa, dibujo mi propia realidad, me encierro en mi burbujita, ninguneo al resto, le echo la culpa a los medios, y listo el pollo. Fin de la cita, diría el gallego.
- No es para tanto, che. No exageremos. Después de todo, las PASO fueron casi una encuesta de opinión. Nada más.
- Nada más y nada menos, Gladys. Ojo al piojo. Más de uno estará poniendo las barbas en remojo.
- Vaya a saber por qué, pero parece que esta semana se activó el mercado inmobiliario en la zona de Tigre. No dan abasto. Aceptan Cedines y todo.
- Será porque se viene el veranito, y la gente quiere estar cerquita del río.
- Me río de Janeiro de tu ingenuidad, Susy. Los políticos son muy camaleónicos. ¿Se acuerdan cuando jugábamos a las esquinitas de chicas? Bueno. Lo mismo.
- ¿Vos decís que se cambian de camiseta así como así?
- Sí. Chivadas y todo. Empezó la temporada de pases.
- Y de pases de facturas. Tirones de orejas y de otras partes de la anatomía.
- ¿Lo escucharon a Hannibal? Dijo que le “importaba un carajo los votos que sacaron los otros”. Siempre tan medido y sutil. Adoro sus metáforas. Un Lord.
- No es por defenderlo, pero eso es más honesto que sonreír y hacer de cuenta que está todo bien. Por lo menos, no le explota el hígado. Hace catarsis.
- Más que “Fútbol para todos”, deberíamos tener “Ribotril para todos”, porque a este paso, ni a octubre llegamos sin arrancarnos las mechas.
- No digas “paso” que va a ser palabra proscripta después de esta paliza.
- Una última vez. ¡Mozo: la cuenta! Pagan las chicas. Yo paso. ¡Chin, chin!