¡Como el traste! Y eso que tenemos un Papa Argento. Creí que ahora íbamos a estar mejor posicionados con el Tata Dios. Que teníamos banca, línea directa. Pero no. Quévachaché. Ajo y agua.
¡No! ¡Por favor! ¡Más agua, no! Ya me crecieron branquias y aletas.
Tanto jodimos con el medio ambiente, tanto arruinamos el ecosistema, que ahora hay que bancarse las consecuencias. La venganza de la Madre Naturaleza.
Más que madre, madrastra pérfida. Como la de Cenicienta. Mala, mala, mala eres
Lo que hay que meterse en la cabeza, amigas, es que estos desastres han venido para quedarse. Hay que organizarse y estar preparados. Así de simple.
¡Claro! ¡Como si fuera fácil! Con el diario del lunes, todos somos Einstein.
No sési ustedes opinan igual, pero lo primero que salta a la vista en situaciones como ésta, es la absoluta falta de previsión y organización.
¿Cómo podés prever que van a llover 400 milímetros en unas pocas horas, Chela? Eso sobrepasa cualquier capacidad organizativa. No todo es culpa de los funcionarios ni de la clase política.
Es cierto. Pero me refiero al después. Al inmediatamente después. A la capacidad de reacción. A meterse en el agua, mojarse las patas y dar una mano ahí mismo. No mirar el desastre por tele, o “figuretear” al día siguiente. Estar codo a codo con la gente, lo más cerca posible, piloteando la cosa, en el barro.
¿Qué querés? ¿Qué salgan con el baldecito, como dijo Lubertino?
¿Esa es la misma que acusó a los huevitos Kinder de sexistas? Muy coherente, la diputada porteña. Siempre enfocada en temas trascendentes. Una luminaria.
Chicas, acálo que faltan son obras de infraestructura. Las ciudades crecen de una forma descomunal, desordenadamente, y no hay sistema pluvial que aguante.
Es que le dan más bola a lo estético, a lo escenográfico, que a las cuestiones de fondo, las que no “lucen” porque no se ven, las que no “garpan” a la hora de los votos. Nos siguen cuenteando con espejitos de colores. Y nosotros, chochos. Hasta que nos llega el agua al cuello. Literalmente en este caso.
No por nada somos el país de “lo atamo con alambre”. Un parche, una mano de pintura, y listo el pollo. A otra cosa, mariposa.
Los jefes comunales y sus colaboradores deben ser todos miembros de la IPTS.
¿Qué es eso? ¿Una obra social? ¿Un sindicato? ¿Un club?
No. IPTS: Inútiles Para Todo Servicio. Socios honorarios.
No seas tan dura, che. No es bueno generalizar. Hacen lo que pueden.
Lástima que puedan poco. Yo soy de Ringuelet, y te aseguro que ahí los vecinos se organizaron mucho mejor y ayudaron mucho más que nadie. Espontáneamente
En eso estoy con vos. Entre la gente y los dirigentes, la elección es clara, ¿no?
Lo curioso es que cuando alguna de esa misma gente se convierte en dirigente, pierden el sentido común y la vocación de servicio de la noche a la mañana, y pasan a tener otras prioridades. ¿Los marea el poder? Vaya una a saber.
Ni hablar del uso político de las catástrofes. Cuando empiezan a tirarse la pelota, como fierro caliente. Una pulseada River-Boca, con nosotros en el medio. Inmoral.
Les propongo algo: ¿Y si en lugar de tanta cháchara y filosofía barata, cada una de nosotras va a su casa, agarra una bolsa de consorcio, abre el placard, mete pilchas y zapatos, y las llevamos a los centros que reciben donaciones ya mismo?
¿Placard? Yo tengo vestidor, Leti. ¡Sorry!
Entonces vos más que nadie, piojo resucitado. Quedáte con los taco aguja.
Popongo un brindis por esta hermosa ciudad, y su hermosa gente. ¡Chin, chin!