Yo sé que está mal envidiar, chicas, pero veo a la gente ricachona y famosa que veranea en Punta, ¡y me da una bronca! Hasta les deseo mal tiempo, les juro. Horrible, ¿no?
Yo también veraneo en Punta, Betty, y soy todo menos rica. ¿También me envidias?
No te ofendas, amiga. Hablo de Punta del Este, no de Punta Lara, sin despreciar, eh!
No todo lo que brilla es oro, amigas. También hay conventillo entre los famosos. ¿O acaso no la vieron a la nieta de la Su a las piñas a la salida de “Tequila”, el boliche esteño? Hasta piedrazos hubo. Se armó la trifulca mal.
¡Qué berreta todo! Cero glamour. Se hacen los “cool” y son barrabravas camuflados.
En ese mismo boliche, Pampita la había agarrado de las mechas a Isabel Macedo hace 10 años, celosa del chileno depredador, ¿se acuerdan?
¿Cómo olvidarlo? Quedó con las extensiones de la Macedo en la mano.
Parece que la noche de año nuevo, Lucía Celasco había estacionado mal su auto de alta gama, bloqueando el garaje de un vecino del boliche. El tipo le dio un toquecito al Mini Cooper en una maniobra, y a la piba se le saltó la térmica. “¿Sabés quién soy yo? ¡Lucía Celasco, la nieta de Susana!”, le gritó, totalmente sacada, chapeando a su nonna.
¿Sacada o borracha?
Ambas. No sólo eso. Llamó a la mamita, Mecha Sarrabayrose, que se ve que tiene mecha corta, y cayó con su dorima, Joe Miranda, otro calenchu.
¿Joe Miranda? Ése no se había agarrado a las trompadas con el dentista de la jermu?
Sí, el mismo. Se ve que la nena tiene entrenamiento casero.
Los hijos y nietos de “celebrities” son todos mocosos malcriados. Como siempre tuvieron todo servido, piensan que tienen la vaca atada.
Y lo peor es que la tienen. Fijáte los de Tinelli, los de Mirtha. Apellidos que abren puertas sin rendir examen, como el resto de los mortales.
Ojo que al mismo tiempo cargar con un apellido famoso es un karma. Difícil ser uno mismo y que no te asocien con tus antecesores, para bien o para mal.
Mientras tanto, la Diva de los teléfonos, que es una negadora consuetudinaria y vive en una nave flatulenta, subió una foto a su Instagram, mostrando a “la familia unita”, como si nada hubiese pasado. Silencio de radio. Mutis por el foro.
Todos esos pendejos deben estar deseando que las abus espichen cuanto antes para poder heredarlas, ¿no?
¿Y qué me cuentan de la Chiqui, que se tomó por primera vez un verano sabático?
Muy a su pesar. Si fuera por ella, laburaba gratarola. Pero se ve que el canal no quiso. Hay otros gastos aparte del cachet de la Reina Madre. Ajustazo para todos.
¿Les gustó el final de ATAV?
¡No! ¡Re forzado! Y encima, anunciando una segunda temporada en la década del 60.
Segundas partes nunca fueron buenas, reza el dicho. ¡Ya está!
Ojo que también anunciaron segunda parte de “Pequeña Victoria”. Estiran las novelas como chicles. Les quieren exprimir hasta la última gota.
Me da penita Cinthia Fernández, que sigue llorando por el Rey del Plástico, Martín Baclini, que le colgó la galleta.
La percha le colgó, no la galleta. Ése es un vivillo, que se colgó del hilo dental de la bailarina para convertirse en mediático. Un mamarracho. Está mejor sin él.
¿Se vendrán romances hot en el verano?
Ya hay uno. Entre Mica Vázquez y Fede Bal, el mini depredador.
¡No! Ésa es una mentira inteligente, como la obra que protagonizan. Prensa barata.
¡Qué berreta es nuestra farándula, che! Todo tan previsible, tan repetido, tan más de lo mismo, ¿no?
Las invito a mi pelopincho. De perfil entramos todas. Y me río de Janeiro. ¡Chin, chin!