por Irene Bianchi
- Chicas, estoy hasta la coronilla de esos estudios “científicos” que nos tratan como a conejillos de indias. Me pinchan todos los globos.
- ¡Ojo con los globos pinchados, Gordi, que dejan regalito!
- Hablo en serio, Vilma. Ahora resulta que el amor es un tema de neurotransmisores que activan no sé qué circuitos…
- ¿Y producen cortocircuitos? Claro, así te saltan los tapones.
- La térmica, nena. No seas antigua.
- ¿Me dejan terminar? ¡Qué manía de interrumpir!
- Dále, seguí. Si no hablás de corrido, se te piantan las ideas, ¿no?
- Estos tipos reducen los sentimientos y las emociones a meras reacciones químicas y adaptaciones fisiológicas, que activan el hipotálamo.
- ¿El hipotálamo será pariente del hipocampo? Esos que andan siempre de a dos.
- ¡Qué burra que sos, Coca! El hipotálamo es una glándula endocrina que se activa con la liberación de una hormona que se llama dopamina.
- ¿Dopamina no es lo mismo que una mina dopada, no?
- ¡Che! ¡Así no se puede! Si me van a tomar para la chacota, me callo la boca.
- No tenés sentido del humor. Aflojá con la conferencia. Relájate y goza.
- Justamente de eso estoy hablando. Del goce, del placer. Pura química.
- Y sí. Cuando hay onda con alguien, decís que tenés química, ¿o no?
- Yo me la llevé siempre a marzo. ¿Será por eso que los tipos no me dan bola?
- ¿Física también te la llevabas? Porque tu problema pasa por tu físico, Gordi.
- ¡Sos jodida, eh! Te voy a denunciar al Inadi.
- A Moria la denunciaron, ¿vieron?, por discriminar a los provincianos.
- El peor castigo sería que la Casán hiciera una obra en Carlos Paz en la temporada de verano, y los cordobeses no compraran ni una entrada.
- Es cierto. El único órgano sensible de algunos es el bolsillo.
- Volviendo a esas investigaciones de las que les hablaba, estos sabelotodos llegaron a la conclusión de que existen un montón de falacias.
- ¿Cómo cuáles?
- Que los celos fortalecen la relación; que la pasión y el amor son la misma cosa; que se es infiel porque uno no está enamorado; que el amor es ciego…
- ¿Y cuando tenés presbicia? ¿Viste que te cuesta enfocar?
- La naturaleza es sabia, Vilma. Cuando nos empezamos a llenar de arruguitas y patas de gallo, ya no tenemos vista para darnos cuenta. ¡Genial!
- Yo siempre fui miope para el amor. ¡Me enamoré de cada aparato!
- ¿No será que te enamoró el aparato del sujeto?
- ¡Qué asquerosa! Yo no me fijo en esas cosas.
- Calavera no chilla. Después, andá a quejarte a Magoya.
- ¿Y qué dicen esos sabios de la primavera? ¿Es o no es la estación del amor?
- Parece que los días más largos y la exposición a la luz solar, aumentan los estímulos que entran por los ojos y la nariz, lo cual provoca una mayor predisposición a la erección y el deseo.
- Brindemos por los orificios solidarios y mancomunados entonces. Chin, chin!