¡Ay, chicas! ¡No veía la hora de llegar! ¡Me viene persiguiendo un perro!
¿Ves? Y vos que decís que nadie te da bola. Algo es algo, Gracielita.
¡No! ¡En serio! No saben como me husmeaba. Hace cuadras que me sigue.
Por un casual, ¿no tendrás dólares o euros encima? Tal vez era un sabueso de la AFIP que se escapó de la Aduana y anda a la caza de divisas.
¡Pobres pichichos! ¡Mirá lo que los obligan a hacer! No hay derecho.
Sería genial que los entrenaran para detectar otras cosas. Tipos bolaceros, por ejemplo. Esos que te juran que “están en crisis con su mujer y se están separando, que les tengas paciencia, que no se divorcian por los hijos …”
Complicado, Tere. Tenés que ir a la primera cita con el perro. Medio raro.
Hablando de bichos, ¿vieron ese gatito italiano que heredó 10 millones de euros? Tomassino se llama el felino afortunado.
La enfermera que cuidaba a la viejita ricachona quiere hacerlo a la cacerola.
Pero está bueno eso de poder dejar tus bienes a quien se te cante. ¿Por qué tiene que haber herederos obligatorios? Mirá si estás peleada a muerte con tus hijos o tus sobrinos, y de todos modos, cuando crepás, se quedan con todo.
Yo pienso patinarme todo un ratito antes. Los demás, que se arreglen.
Ya que sacás el tema, salió un libro de una especialista en cuidados paliativos en enfermos terminales, Bonnie Ware, donde resume de qué se arrepiente la gente que está a punto de “hacer mutis por el foro”. Básicamente, todos lamentan no haber sido más felices, no haber laburado menos, no haber dedicado más tiempo a los amigos, no haber sido más fiel a ellos mismos en lugar de vivir según las expectativas de los demás, y no haber sido más demostrativos con sus sentimientos.
¡Que triste darte cuenta de todo eso recién en la recta final, ¿no?!
Todos descuidamos esas áreas, tan apurados y preocupados en el día a día.
Sí, hasta que te pase algo grosso que te haga parar la máquina. De prepo.
Chicas: ¡son un bajón! No es un tema para hablar en esta época del año.
Es que si de algo sirven estas fechas es justamente para hacer un balance, bajar un cambio, ver en qué la hemos venido pifiando, pegar un volantazo, y tratar de estar un poco mejor. Si no, vivimos al cuete, Flora.
Como sociedad, también vale lo del “mea culpa”. ¿Cómo puede ser que lo más buscado este año por los argentinos en la Web haya sido “Los Wachiturros”?
Será que se nos está deteriorando el gusto. Comida chatarra, música chatarra, tele chatarra. Al menos, somos coherentes.
Reconocé, Clara, que “El Club del Clan” de nuestra época no eran los Beatles.
Pero entre los Wawanco y la cumbia villera hay un abismo, Vero.
No hay que ser prejuicioso. Todo forma parte de la cultura. Lo popular y lo no tanto. Si no, mirá los finalistas del Bailando: Tito versus Piquín. Agua y aceite.
Es verdad. Y en las fiestas más paquetas, los fruncidos super-cool terminan bailando al son de Rodrigo, la Mona Giménez, Gilda, Ricky Maravilla y Ráfaga.
Hasta los “Santos ruteros” compiten en popularidad. El Gauchito Gil le viene ganando por goleada a la Difunta Correa.
Y nosotras, amigas, ¿quedaremos para vestir santos?
Si me dan a elegir, prefiero seguir desvistiendo pecadores. Sobre gustos …
Me sumo. Hagamos votos (y botox) para que así sea. ¡Chin, chin!