por Irene Bianchi
- ¿A ver? Acercáte Lía. Tenés algo pegado en el pelo. Uy, mirá: ¡un pochoclo!
- No me extraña. Me lo pasé en el cine, mirando películas para chicos, previas larguísimas colas a la madrugada para sacar entradas. Un calvario.
- No será para tanto, exagerada.
- ¡Que viva! Vos porque todavía no tenés nietos ni sobrinos nietos. En las vacaciones de invierno se produce una especie de golpe de estado infantil. Una verdadera tiranía. Todos al servicio de los pendejitos.
- La culpa es tuya, por estar siempre disponible. Tenés el sí fácil.
- Te juro que después de esta maratón, los pondría a todos pupilos. Sin salidas transitorias.
- Encima con esta ola polar, y ni un copito de nieve. Y eso que amagaron, eh.
- ¿Viste vos? Los noticieros no hablaban de otra cosa. Es normal, che. Estamos en invierno, ¿qué esperaban? ¿Un clima tropical? Somos la gata flora.
- Eso mismo dijo la Presidente, ¿la escucharon?, cuando habló de las críticas al acuerdo con Chevron. Dijo que la oposición era la gata flora.
- ¿No es un poco zarpado el comentario? En boca de ella, digo.
- Es su estilo. Campechano, coloquial, décontracté.
- También dijo vía twitter que “habría que cobrar impuesto por hablar al cuete”.
- Ah, bueno. Ahí sí que no se salva nadie. Empezando por los propios funcionarios. Le dan a la sin hueso sin censura.
- Es lógico. El clima está caldeado. El horno no está para bollos.
- Un bollo le va a zampar la Ojeda a Rocío en cualquier momento. O viceversa.
- Tanto Dubai, tanto árabe, me parece que el Diego se está armando un harem.
- ¿Y qué le ven, además de los malos modales y el carácter de eme?
- Qué sé yo. La fama, la billetera, la popularidad…
- Afuera, porque acá lo aguantan cada vez menos. El ídolo, ya fue.
- Suerte que el “Potato Hot Dog” nos está haciendo quedar de maravillas.
- ¿Quién es? ¿Un cumbiero nuevo? ¿Un reggaetonero?
- ¿Cómo quién? El Papa Pancho, Lía.
- No seas irrespetuosa, che. Llamálo por su nombre.
- Mirá, es tan sencillo y humilde, que no le caería mal el apodo. Se reiría.
- ¡Pobres los pechetos cariocas! Los volvió locos a los guardaespaldas. Le importó un comino el protocolo, y se les escapaba todo el tiempo. Como un chico travieso y espontáneo.
- Es una bocanada de aire fresco. Un tipo que predica con el ejemplo, no con sermones vacíos ni pomposos. Le está cambiando la cara a la Iglesia.
- No sólo la cara. El corazón. No se trata sólo de un toque cosmético. Está haciendo cirugía mayor, y no le tiembla el pulso.
- La que se volvió adicta a las cirugías es una de las urracas griegas, ¿vieron?
- La que nace urraca, urraca queda. No pretenderá ser alondra o golondrina,no?
- Hablando de aves, el Cuervo Tinelli se patinó 250 lucas verdes en Miami.
- Lo bien que hace. La mortaja no tiene bolsillos. Que la disfrute mientras pueda.
- Ya lo dijo Cristina: “No soy eterna”. Sabias palabras.
- ¡Chocolate por la noticia! Una verdad de Perogrullo. Que yo sepa, nadie lo es.
- Pero no está de más recordarlo de vez en cuando. Gastamos tanto tiempo en pavadas, y nos olvidamos que es un recurso no renovable.
- ¡Brindo por la filósofa del grupete! “In vino veritas”. ¡Chin, chin!