Diciembre. ¿Se dan cuenta? Ya hay que armar el arbolito. Me muero muerta.
Yo no me banco a los que te dicen “¡Feliz Navidad/Año Nuevo, si no te veo!”. Me estás viendo, chabón. Nunca lo entenderé.
Quieren decir “si no te veo antes”, Zulmita. No es tan difícil de entender.
Mejor, chicas, que las Fiestas lleguen antes de que nos vuelvan a encerrar por el “Omicron”.
¡Tocáte la izquierda, Adelita! ¡No seas mufa!
Es que hay que hacerse a la idea que tendremos que convivir con estos bichos malditos de ahora en adelante. Los guachos van mutando, cambian de nombre y se las ingenian para seguir jodiéndonos la existencia. El alfabeto griego es largo, che.
Puede ser. Lo que es seguro es que hay hábitos que llegaron para quedarse.
¿Como cuáles?
El “matisoli”. No más mate compartido, por ejemplo.
Eso no está del todo mal. La verdad sea dicha, a veces hemos participado de rondas de mate con gente cuya salud e higiene bucal era bastante sospechosa. ¿Qué otro?
El saludo con puñito en lugar del apretón de manos o el beso en la mejilla.
No me gusta. Suena a “te doy una piña”. Nada como un abrazote de oso.
Ni hablar de picos con extraños o besos de lengua.
A menos que te muestren su PCR o su test de antígenos antes de chapar.
Sí, pero reciente. Si no, no vale. ¿Qué más?
Muchos laburos y reuniones de trabajo presenciales al cuete bien pueden seguir haciéndose por Zoom. Y en piyama.
Del barbijo/ mascarilla no nos libramos más. Ponéle la firma.
Viene bien para hacerse la bolu cuando no querés saludar a alguien. “¡Ay! ¡Perdón! ¡No te reconocí!” Y zafaste.
Lo del lavado de manos, a mí me lo martillaron de chiquita. Jamás nos sentábamos a la mesa sin hacerlo antes. Eso no es nuevo. Del tiempo ‘e Ñaupa.
Sí, pero ahora hay que hacerlo todo el tiempo, no sólo antes de comer. Casi un TOC.
Ni hablar de la desinfección de alimentos cuando volvés del chino. Me pudre.
El otro día me tomaron la temperatura cuando entraba a un negocio y me dio 30. Del julepe que me pegué, casi me desmayo, lo cual me convirtió en sospechosa.
Es que pasa eso. Si te da un ataque de tos o estornudás en público, te sentís una asesina serial. Todos te miran con una mezcla de odio, desconfianza, repudio y miedo.
Y te queda el estornudo amontonado adentro del barbijo. Un asquete.
Y pensar que hay gente que no se quiere vacunar.
La libertad es libre. No se los puede obligar.
Ok, pero en algunos países no se los va a dejar salir de sus casas, y hasta perderán el laburo. Es un tema de responsabilidad social. O nos salvamos todos, o crepamos.
El otro día hice un comentario en las redes, y los anti vacunas me acribillaron. Menos bonita, de todo me dijeron. Son bravos. Fundamentalistas.
¿Qué quieren que les diga, chicas? Yo estoy en la dulce espera.
¿Embarazada, Rosi? ¡Si se te había retirado hace añares! ¡Un milagro!
La tercera dosis, Zule. Activá el GPS y ubicáte, querés.
Che, propongo que hoy brindemos con Fernet. Dicen las malas lenguas que peligra el abastecimiento por un conflicto salarial.
¿El Presi no tendrá nada que ver? ¿No dijo que Córdoba tenía que integrarse al país?
Tantas cosas dice … Bueno, entonces brindemos por la República separatista de Córdoba. ¡Chin, chin!