¡Qué espíritu navideño, Celia! ¿Qué bicho te picó?
Ningún bicho. No sé por qué les hice caso.
¿Podrías ser un poco más precisa, amiga? No sabemos qué nos estás reprochando.
A ver, ¿es o no es verdad que me insistieron que me operara?
¿De las lolas? ¡Pero eso fue hace mucho, cuando todavía estábamos en edad de merecer.
Tampoco me refiero a eso.
¿Entonces?
¿Acaso no se acuerdan cuando fuimos a Las Toninas en mi auto, y me criticaron a morir por mi manejo.
¿Cómo olvidarlo? Si casi nos estrolamos varias veces por tu chicatez.
Y tuvieron el tupé de sacarme un turno con el oculista sin consultarme.
Por tu propio bien, Celia. Y por el nuestro, para futuras escapadas.
Bueno, pero resulta que me descubrieron cataratas más grandes que las del Iguazú, y me operé.
¿Qué buena noticia, nena! ¿Ahora ves mejor?
¡Todo veo! ¡Todo! Con una nitidez despiadada. Me miré al espejo y me caí de culo.
¿Por?
Yo antes me veía lisita, con un cutis de bebé, tersa, lozana. Ahora me miro y parezco un papiro. El espejo me devolvió la imagen de mi vieja, cuando ya estaba vieja. Un shock.
Y a nosotras, ¿cómo nos ves?
Si prefieren, les miento.
Sí, mejor. Ahorrános el disgusto. Como canta el Nano: nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
¿Saben qué creo? Que antes de salir de la operación de los ojos, habría que aprovechar la anestesia y el quirófano, para que un cirujano plástico nos estire. Una promoción “dos por uno”. Salís con buena vista y hecha una pendex.
No es mala idea. Hasta una lipo te pueden hacer. Chapa y pintura.
Cuando dijiste que te caíste de culo al verte, Celia, me acordé de una cosa referida al voto de nuestros diputados y senadores, chicas.
¿Qué tiene que ver?
Que yo siempre decía que votaban como el culo, pero me equivoqué de preposición. No es “como” sino “con”.
“Como” no es una preposición. Disculpáme. Es un adverbio.
¡Ay, bueno! Sabelotodo. No viene al caso tu observación gramatical.
A ver, explicáte, Chuchi.
El otro día miraba una sesión en Diputados, y Massite le pidió a uno de ellos que se pusiera de pie y se volviera a sentar, porque su voto no quedaba registrado.
¿Y el tipo qué hizo?
Se paró y volvió a apoyar el trasero en su banca. Ahí sí se prendió la lucecita. O sea …
Que votan con el culo. Tenés razón. Literalmente. ¡Qué plato, che!
¡Se armó un conventillo en el recinto que ni les cuento. Es más entretenido que mirar a los Simpson.
Che, ¿ligaron algo? ¿Cómo se portó Papá Noel?
Ni preguntes. Yo todavía no sé quién fue el o la sátrapa de “mi amigo invisible” que me regaló una longaniza, ¿pueden creer?
Muy fálico. Erótico el obsequio. ¿Será una indirecta?