Del chimentero mayor, Rial. Se queja porque hablan de su vida privada.
De lo que él vivió todo el tiempo: la vida privada de los demás.
Resulta que ahora se separó, otra vez, y dice que el periodismo “lo acosa”.
La sartén le dice a la olla: “apártate que me tiznas”. Cara de piedra, Jorgito.
Nadie escapa del karma, chicas. La maldición de la Turca Salomón le pisa los talones.
Ahora arranca un programa en C5N, como era previsible, después de su estrepitoso fracaso en “TV nostra”.
¡Qué nombre mafioso le pusieron! Muy Don Corleone.
¿Y hay tercera en discordia?
Él lo niega, pero se rumorea que sí.
Chicas, la verdad, las envidio. El mundo en guerra y ustedes, despreocupadamente, hablando de los trapitos sucios de ese sujeto.
¿Preferís que hablemos del demente ruso? Yo tengo una teoría al respecto.
¿Científica?
Para nada. Empírica, diría yo. Apuesto a que Vladimir tiene micropene.
¿Y eso qué tiene que ver?
No está chequeado, pero estoy convencida que los tipos que tienen autos con escape libre, o motazas enormes y ruidosas, lo hacen para compensar el tamaño diminuto de su “amigo”.
Su “amiguito”, querrás decir. ¿Y Putin? ¿Dónde encaja en tu teoría?
Aplica también a los belicosos. Pero no los que van al frente y se cagan a trompadas en la esquina, cuerpo a cuerpo, sino a los que mandan al muere a los demás. Los cobardes con poder. Como él.
¿Miembro chico, misil grande? ¿Ésa es la ecuación?
Algo así.
Muy psicoanalítica tu explicación. ¡Cómo se nota que sos carne de diván, Roxi!
Más allá del chizito del loco ése, esta guerra ya se predijo hace mucho. ¿Les suena Benjamín Solari Parravicini?
¿El pintor?
En realidad, era un artista plástico que hacía psicografías, con imágenes proféticas, en las que predijo, entre otras cosas, el ataque a las Torres Gemelas, la pandemia del Covicho y también la invasión de Rusia a Ucrania.
Con razón lo llaman el Nostradamus Argentino. La pegó en todo el chabón.
¿O sea que está todo escrito, chicas? ¡Qué garrón, che!
Y, las brujas no existen, pero que las hay, las hay.
Lo cierto es que salimos de Guatemala y nos metimos en Guatepeor. ¿Qué otra catástrofe nos espera? ¡Danos un respiro, Tata Dios!
¿Vos no eras atea, Nelly?
Era. Ahora rezo. Por si acaso.
Todos somos ateos hasta que tapamos el baño en casa ajena. Se los tengo dicho.
Jamás hago número dos en casa ajena. Se me inhiben los intestinos.
Si algo nos enseña esta mala racha planetaria es que hay que vivir de a un día por vez y no dar nada por sentado.
Este íspa nos viene entrenando a full en eso. Ya lo dijo ese bailarín de tango que vive en Ucrania: “Soy de Lanús. No le tengo miedo a un misil. Si vivís ahí, estás preparado para todo. Volvía todas las noches a mi casa a las tres de la mañana. Eso sí da miedo”.