¡Qué tiempo loco, ¿no?! El 21 de septiembre, de ojotas y corpiño calado. Al día siguiente, gorro, guantes, bufanda y galochas. ¡Cómo para no apestarse!
Lógico. El tiempo en este ispa es como sus habitantes: bipolar. Pasa de la canícula al tornillo en un santiamén, como nosotros del derrotismo a la euforia.
¿Y qué preferís? ¿Ser un equilibrado aburrido? Somos sanguíneos, Tota.
Che, no saben lo que se perdieron por no acompañarme el sábado al Planetario
¿Al Planetario? ¡Qué aburrido! El Observatorio platense le pasa el trapo.
¡Otra que aburrido! Fui a la “besada lésbica multitudinaria”. Un espectáculo.
¿Y desde cuándo jugás para el otro equipo, Laurita? Avisá, che.
No te piden credencial, Leonor. Podía ir cualquiera. Fui para chusmear, nomás.
¡Sos morbosita, eh! Tenés un criadero de ratones en el marote ¿Qué te pareció?
Raro. Tantas minas chuponeándose. Me sentí sapo de otro pozo.
No sean retrógradas. ¿Acaso ellos no salieron del placard? ¿Por qué ellas no, entonces? La libertad es libre. Cada uno hace con su sexualidad lo que quiere.
Tenés razón.Lo que pasa es que nosotras venimos de mediados del siglo pasado. Todo de escondía, se ocultaba, se tapaba. Doble moral a la orden del día.
Aún hoy. Los principales clientes de las travestis son señores casados con hijos.
Querrán tener lo mejor de los dos mundos, sin renunciar a nada.
Y ahora se volvió a poner de moda el “petting”.
¿El pete? Que yo sepa, nunca cayó en desuso. Al contrario.
¡Si serás ordinaria! “Petting”, Tota. Una práctica erótica de los ’70. Caricias, besuqueos, mimos, masajes. Eso sí, sin penetración.
¡Ah! ¡La vieja y gloriosa franela! El zaguaneo. Más viejo que la escarapela.
Pero éste puede incluir disfraces, chiches, geles, cremitas, plumitas.
¡Cuánto trabajo! ¿No les parece que el tema del placer sexual está un poco sobrevaluado? Habiendo tanta buena heladería en la ciudad.
Ese petting es el mismo perro con otro collar, no me jodan. ¿O acaso ustedes no apretaban con los lentos? The Mammas & the Pappas, Engelbert Humperdinck, Luigi Tenco, Salvatore Adamo, Tony Bennet. ¡Cómo chapábamos, mamma mia!
Todo eso se perdió. Ya no hay más previa. Ahora se va a los bifes de una.
¡Si nos habremos puesto de novias en los picnics de la Primavera!
Volvíamos a casa con la ropa y el pelo llenos de pastito y ramitas. Y una sonrisa de oreja a oreja. La cabeza llena de pajaritos y el corazón contento.
Aunque estemos veteranas, amigas, la primavera nos sigue mejorando el humor.
Y sí. Porque pasás de una película en blanco y negro a otra technicolor.
No sólo eso. Las flores, los aromas, la ropa, la luz, todo te levanta el ánimo.
A Cormillot la estación del amor le sienta bien ¿vieron? Con 73 pirulos, se está comiendo un bomboncito de 31.
Obvio. La dieta de carnes jóvenes y magras. No te olvides que es nutricionista.
¿Será el tap que lo mantiene vital y lo vuelve irresistible?
No. Más bien, la cuenta bancaria. Factura como loco el tordo.
Otros que se largaron a coquetear como locos son los candidatos de la oposición. Juegan a las esquinitas. Flirtean con uno y con otro, como picaflores
Es que se les viene la noche. Necesitan un palenque donde rascarse.
¡Rascar! También así se decía. Y transar. Como los políticos. ¡Chin, chin!