¿Qué hacés de chalequito y paraguas, Myrna? ¿Tan destemplada estás?
Es que el tiempo estátan cambiante, ya no sabés cómo salir. Esta semana parecióun adelanto del otoño, ¿vieron? Y yo sin estufas.
Vos que sos una chica antigua y culturosa, tirando a “vintage”, ¿por quéno aprovechás la volada y te comprás un radiador del Colón, deésos que se subastan por internet? Están a 8 gambas, en cómodas cuotas. Una pichincha.
¡Qué disparate! Este país es un vivalapepa. En cualquier momento rematan los vagones de madera dela Linea A del subte.Un despropósito.
Yo me anoto. Ideales para abrirun pub estilo inglés, o un albergue transitorio boutique, ¿no les parece? Un poco duros, pero con unas colchonetitas zafan.
No digas pavadas, Esther. Hay que preservar el patrimonio. Si el Foro Romano estuviera en Buenos Aires, ya lo habríamos convertido en playas de estacionamiento o en pistas de karting.
No sólo el patrimonio histórico, Ñata. Hay escuelas públicas en estado calamitoso. Empieza el ciclo lectivo –con suerte- y no se hizo nada al respecto.
Esperáque se caiga un cielorraso y aplaste a unos cuantos. Recién ahí, con suerte, las autoridades harán lo que debieron hacer mucho antes. Tarde.
Y encima el Tata Dios está embroncado y nos manda meteoritos y asteroides.
Digo yo: esos cascotes cósmicos ¿no serán la versión moderna del “palito de abollar ideologías” de la querida Mafalda?
No. Las ideologías se murieron hace rato, junto con las utopías. Ahora quedan apenas un puñado de ideas. Y no del todo buenas.
¡Nos levantamos pum para arriba hoy, eh! ¡Sos la alegría del vivir, Laurita!
Lo que pasa es que todo se ha vuelto tan berreta últimamente, chicas. No sólo la tele, que es un pozo ciego, sino los debates políticos, los discursos, las campañas. Todo es chicana, abucheo, silbatina,buscar camorra, meter cizaña. ¿Me pregunto en quémomento perdimos la capacidad de dialogar, de escucharnos, de disentir sin injuriar, de pensar en grande, de aprender de los errores pasados yconstruir con vistas al futuro?
La pregunta del millón es si alguna vez tuvimos esa capacidad, Lau.
Mirá, yo creo que tipos como Belgrano o San Martín síla tuvieron.
Para terminar en deslucidas estatuas, cagadas por las palomas. Triste final.
Chicas, es fácil criticar desde la mesa de un bar. Jarabe de pico: bla, bla, bla.
Paz y amor, amigas. Hagamos como Fort y la Alfano, que se abuenaron “redepente”, como decía Catita.
¿Y vos les creés, ilusa? Hacen mérito para volver a la picadora de carne.
No ganamos para sustos. La terapia intensiva se puso de moda: el chocolatero, la griega, la sueca. Todos con picos de estrés y ataques de pánico.
Pánico al laburo tienen ésos. Y poca vergüenza.
Menos mal que se terminóel culebrón Nazarena-Agostini.
Sí, pero a ese chico casi lo descuartizan, pobrecito. ¡Tanto tironeo!
Y el pibe resultómucho más maduro que los padres al final.
No sési notaron que nuestra tele estácada vez más auto-referencial. Se mira el ombligo todo el tiempo. Un programa habla de otro programa, que a su vez critica a otro, y asíad-infinitum. Se ha vuelto fractal.
Fatal, diría yo. Letal.
Ojaláse fagociten entre todos, como buenos caníbales. ¡Burp! ¡Chin, chin!