Yo hasta me perfumo todos los días. Aunque nadie me huela. Bueno, la gata sí.
Está muy bien. No hay que tirarse a la marchanta ni dejarse estar.
Yo tengo una colección de barbijos. Porque cuando salimos a hacer mandados, las minas nos relojeamos los tapabocas, ¿vieron?
¡Y competimos! Yo patenté uno navideño, con luces intermitentes y pilitas recargables.
¡No seas pájaro de mal agüero, Adri! ¿Vos decís que esto sigue hasta diciembre?
¡Con suerte! ¿O no te enteraste que dieron marcha atrás con la vacuna de Oxford?
Y yo que estuve a punto de voluntariarme. Ahora, ¡minga!
¿Y si nos vamos todas al Uritorco y esperamos que alguna nave nos mude de planeta?
Los extraterrestres no son boludos, Elvi. No van a contaminar sus planetas con nosotras.
Además no se puede transitar, chicas. ¿Cómo llegaríamos a Córdoba?
No sé. Escondidas en un camión de mudanzas. Coimeamos al fercho y listo el pollo.
¿Vieron que hay rumores de coimas en el Cantando? Dicen las malas lenguas que la One se queda con una tajadita de Floppy Tesouro para inclinar su voto favorable.
No me extrañaría. Ya lo hizo con Andrea Rincón, ¿se acuerdan? Le conseguía laburo a cambio de un porcentaje. Tufo a soborno.
Pero eso es oficiar de representante. No está mal. Es legal.
En un concurso es diferente. Turbio.
¡Chicas! ¡No sean ingenuas! Es un reality berreta, no un concurso posta. Yo ni siquiera creo en el supuesto voto del público. Hasta las peleas están guionadas. Puro camelo y bolazo.
Por la plata baila el mono. Y la mona. La necesidad tiene cara de hereje.
Esa línea de pensamiento es peligrosa. Es como decir que el fin justifica los medios.
Hay hambre en la forrándula. Hambre de panza y de cámara. Aunque pasen un papelón, los participantes se prestan a ladrar por un sueldito.
No tan “sueldito”, eh. Depende de cuán “famosos” sean. Ligan entre 40, 70, 100 o 500 luquitas por mes.
¡Mamma mia! Yo también haría un papelón por esa guita.
Hasta el Cabezón se postuló como jurado. Se ve que sufre de síndrome de abstinencia y quiere aparecer.
¿Se amigó con la jermu, no? ¿Qué necesidad tenía de contar que se habían separado?
Vos no entendés, Elvi. Hoy la vida pasa por las redes. Lo que no aparece en twitter o instagram, no sucedió.
¿Y Facebook caducó?
Sobrevive a gatas. No es muy “cool” que digamos. Medio demodé.
Como nosotras. Vintage.
Bastante nos hemos aggiornado, che. ¿Quién hubiera dicho que nos encontraríamos por Zoom o Google Meet? Nosotras que venimos del teléfono a manija.
Seré curiosa. ¿Probaron enganchar algo por Tinker?
Tinder, Adri. Tinder. Vos te quedaste en la época de “Tinker Bell y el tesoro perdido”.
¡Ah, claro! ¿Y vos no? Todas crecimos con Peter Pan.
¿Los corpiños? ¿Cómo olvidarlos? Salvaron mi adolescencia. Yo era una “tabula rasa”, y esos soutiens armados me hacían sexy.
¡Claro! Eran los “push up” de los ’60. Lo malo es que, cuando bailábamos lentos, esos temas para chapar, cuerpo a cuerpo, hacían “plop” contra el torso del muchacho, y quedaba en evidencia el vacío.
¿Volverán los lentos?
Si volvieron los vinilos, ¿por qué no?
Todo vuelve. Todo y todos. Hasta Duhalde, vaticinando el “Apocalypsis Now”.
Por el quilombete que hay, tan errado no estaba el otro cabezón. Tendría data…
Chicas, las dejo. Me voy a tomar sol. Para fijar la vitamina D y no estar tan blanco teta.
Cuídense, chicas, que el bicho sigue acechando. Todo con la “che”, ¡Chin, chin!