¡Chau Pinela! Se fue el primer tercio del 2011. Ya tenemos la Pascua encima.
Y para colmo, con tanto fin de semana largo, parece que vivimos de vacaciones.
Esto es un vivalapepa, chicas. Nadie quiere laburar. Así nos va.
No seas miope, Carla. Los feriados puente benefician al turismo y activan la economía. ¿No viste que siempre hay éxodos masivos y se agotan las reservas?
El otro día leí que la clase media tiene necesidades básicas que no resigna por la inflación: el celu, Internet, el cable, la prepaga, el gym, las escuelas privadas.
¿Qué inflación? ¿No era que no había? ¿Acaso no le creen a Moreno?
Y a esa lista, sumále las vacaciones. Porque la gente no se priva de rajarse.
Vacaciones eran las de antes, Rosa. Cuando yo era chica, nos íbamos un mes entero. Después se acortaron a quince días. Y ahora, una semanita y gracias.
¿Pero no te parece saludable esto de matizar el año con escapadas cada tanto?
Una, no me da el bolsillo. Dos, no me dan las articulaciones para ir en carpa. Tres, si me lo paso a arroz y fideos, me agarra una constipación terminal.
Y ni hablar de cómo se ponen las rutas a la vuelta. Un infierno. Recuperás todo el estrés que dejaste en la playa. Amén de algún piquete que embarre la cancha.
A mí me lo que me pasa con estos fines de semana largos es que me olvido qué estamos celebrando o conmemorando. Ya ni me acuerdo si es por el nacimiento o muerte de un prócer, una fecha religiosa, el aniversario de una batalla, o qué.
Es cierto. “Se igual”, diría Minguito. Da lo mismo. Se desvirtúa todo.
Yo diría que todo está devaluado de un tiempo a esta parte. Todo es más light, más frívolo, más intrascendente, más hueco. La cultura del outlet.
La semana pasada me tocó hablar con mis alumnos de literatura de 5º, de la rivalidad entre los grupos de Florida y de Boedo, en la década del ’20.
Ah, sí. Algo recuerdo. En uno estaban Borges, Girondo, Marechal, Roxlo
Sí, ésos eran los de Florida, más vanguardistas, refinados y elitistas. Los otros eran más de izquierda, hijos de inmigrantes, con un discurso de corte social: Leónidas Barletta, César Tiempo, Enrique Amorím, Alvaro Yunque. Y un pibe me preguntó: “¿Eran tribus urbanas, Profe, como los floggers, los chetos, los cumbieros?” No lo pude evitar. Les juro que se me piantó un lagrimón.
No es para menos. Te quemaste las pestañas en la Facu al cuete.
Yo me pregunto, chicas: ¿en qué momento se fue todo al palo mayor del barco?
Vaya una a saber. Fue un deterioro gradual, barranca abajo en culipatín.
La telechatarra tiene la culpa. Nos llenan la cabeza de basura.
Porque nos la dejamos llenar. Le damos de comer al chancho, Coca. Simple.
¿Y habrá vuelta atrás o seguiremos de mal en peor, berretizándonos cada día más? ¿Nacerán las nuevas generaciones con orejitas de burro?
Momento. ¿Por qué a los burros se les hizo fama de burros? Es una calumnia.
Peor a las chanchitas, que se les trata de cochinas, sin comerla ni beberla.
La marmota no corrió mejor suerte. Se la tilda de fiaca y lela.
¿Y por qué a las chicas ligeritas de cascos se las llama gatos? Pobres felinos.
Y el buitre, que tiene fama de villano. El malo de la película.
Nosotras seríamos como la hiena: poco agraciadas, con suerte nos apareamos una vez al año, comemos caca y, a pesar de todo, nos seguimos riendo.
Es que lo único que nos queda intacto es la autoestima. ¡Chin chin!