¡Mozo! Para mí, agua mineral. Sin gas. Con limón, por favor.
¡Ah, bueno! Parece que nos excedimos en morfi y chupi, ¿no?
Y sí. No sé dónde fue a parar mi cintura. La extravié por ahí.
Yo estoy hecha una ameba. Un zombie. La canícula me mató.
Y preparáte para el 31, que va a estar peor, dicen.
Con estas temperaturas, hay que hacer “pool parties”, chicas.
¿Jugar al pool? ¡Ni loca! Pienso en el fieltro verde de la mesa y sudo la gota gorda, Elisa. Urticaria me da.
No, nena. Pool de “swimming pool”. Piscina. O pelopincho. Da igual.
Pero es un asco, Gladys. Mirá si se te cae una rodaja de pionono al agua. O alguien no aguanta y hace pis.
No digo comer adentro de la pile. Pero que los invitados vayan en traje de baño, cero maquillaje, cada uno con su toallón, sus ojotas y su repelente.
¿Y mostrarle mi deteriorada anatomía a las brujas cachavachas de mis cuñadas, para que me cuereen a lonjas? No cuentes conmigo.
¡Qué jodidas que somos las argentinas! ¡Siempre criticándonos entre nosotras! En otras partes, nadie se fija si tenés un rollito demás, o un flota flota incorporado. Dejemos nuestras carnes libres, che. Nuestras fofeces al viento.
A mí a esta altura me importa un pito lo que piensen los demás sobre mi apariencia. Me pongo lo que se me da la reverenda gana. ¿No te gusta? Sorry. No me mires y asunto arreglado.
¡Ay, ella! ¡La superada! No te creo una palabra.
En serio, Gladys. Si una cosa me han dado los años, además de algunas arrugas, canas y caderas, es un cierto “me ne frega” con respecto a lo que los demás opinen sobre mí. Renuncié a querer caerle bien a todos, lo que no es poca cosa, te aseguro.
Tarde piaste. Justo ahora, que te queda poco hilo en el carretel.
¿Qué sabés? Mirála a Nelly Omar. Cantó hasta pasados los 100. Idola.
Igual, chicas, a pesar de todos los problemas de este íspa que no arranca, hay que reconocer que en otros lugares están mucho más atrasados.
Mal de muchos, consuelo de papanatas.
Para muestra, basta un botón. En Uganda, prohibieron por ley la homosexualidad. Por contraste, aquí, la Bonaerense tiene la primera oficial transexual del país. ¿Qué me cuentan?
Hay cosas peores. En Irán existe la pena de muerte para quien escuche a Ricardo Arjona.
Eso me parece justo, ¿ves? Muerte lenta, agregaría yo. Y dolorosa.
Chicas, ¿se dan cuenta que éste es nuestro último After del año?
Bueno, a ver qué deseamos para el 2014. Arrancá vos.
¿Yo? Sé que la envidia no es un buen sentimiento, pero eso es lo que me despiertan los vecinos últimamente. Chile y Uruguay. Parecerme a ellos deseo.
Yo me conformo con tener gas en invierno y luz en verano.
Insaciables como siempre, mis amiguitas. Pedigüeñas pretenciosas.
Yo, un Gobierno eficiente y autocrítco, y una oposición ídem.
Y yo que este abuenamiento navideño temporario, en el que todos nos abrazamos, nos besamos y nos deseamos lo mejor, se prolongue unos meses más. Por un país más normalito y por un año más tranquilo. Chin, chin!